El Liverpool de Arne Slot no dejó pasar la oportunidad de arrebatar el liderato de la Premier League tras el empate del Manchester City, imponiéndose 2-1 al Wolverhampton en el Molineux Stadium.
Con 15 puntos, los Reds ahora comandan la clasificación, mientras que los Wolves se hunden en la parte baja de la tabla sin conocer la victoria tras seis jornadas.
Los locales arrancaron el encuentro con ímpetu, tomando el control del balón y superando al Liverpool en posesión durante los primeros 25 minutos.
Sin embargo, pese a la intensidad mostrada, los Wolves no lograron traducir su dominio en goles, con Alisson Becker respondiendo con seguridad bajo los tres palos.
A medida que avanzaba el partido, el Liverpool fue asentándose en el campo, tomando más protagonismo y acercándose al arco rival.
El cambio de dinámica se hizo evidente justo antes del descanso, cuando Diogo Jota envió un centro preciso que encontró a Ibrahima Konaté, quien, con un poderoso cabezazo al 45+2, adelantó a los Reds, dándoles un gol crucial justo antes del pitido final de la primera mitad.
El segundo tiempo comenzó con Liverpool dominando, pero un error inesperado cambió el rumbo momentáneamente.
Konaté, quien había sido héroe minutos antes, falló en la salida de balón tras un malentendido con Alisson, lo que permitió a Rayan Ait-Nouri aprovechar el regalo y empatar el partido al minuto 56, desatando la euforia de los locales.
Pero la alegría de los Wolves fue efímera. Cinco minutos después, Nelson Semedo cometió una falta innecesaria sobre Jota dentro del área, lo que le dio a Mohamed Salah la oportunidad de poner a su equipo nuevamente en ventaja desde el punto penal.
Con sangre fría, Salah ejecutó perfectamente al minuto 61, asegurando el 2-1 definitivo y devolviendo a los Reds la tranquilidad.
Con este resultado, el Liverpool se coloca en lo más alto de la Premier League, aprovechando el traspié del Manchester City
