Había transcurrido el partido con normalidad hasta los minutos finales, cuando volvió a aparecer el grito homofóbico que obligó a la suspensión del partido entre México y su similar de Trinidad y Tobago.
El silbante detuvo el encuentro cerca de tres minutos mientras el sonido local intentó persuadir a la afición para evitar que se volviera a escuchar.
Sin embargo, después de reanudar el encuentro, el silbante tuvo que volver a detener el partido luego de que los espectadores mexicanos reincidieran en gritar durante el despeje del portero trinitario, por lo que para esta ocasión el juez central llamó a los jugadores al centro del campo.
Y aunque después de dos minutos se reanudó el encuentro, en una tercera oportunidad los presentes entonaron el grito prohibido, por lo que la Selección Mexicana podría volver a enfrentar sanciones.
Pese a sus intentos, la Federación Mexicana de Futbol no ha podido erradicar la palabra homofóbico, por lo que la FIFA ya emitió sanciones que imposibilitarán a México tener gente en los próximos partidos de local.