Adam Kadle?ík y Michal Sabov?ík se aventuraron a escalar el Alto Tatra, una pequeña cadena montañosa en la frontera entre Polonia y Eslovaquia, conocida como la más pequeña de Europa; sin embargo tiene condiciones extremas que un par de alpinistas tuvieron que sortear para emular las proezas de Wieslaw Stanislaw.
Stanislaw logró llegar a la cima del Alto Tatra entre 1929 y 1933, consiguiendo más de 100 primeros ascensos, los cuales realizó en su mayoría durante el invierno.
La aventura comenzó en el refugio Chata Pri Zelenom Plese, donde trazaron su ruta para iniciar posteriormente con el ascenso, el cual fue complicado debido a que la estructura de la montaña era de bloques de granito con pocas hendiduras para colocar el material, además de rocas inestables y caída de bloques de hielo.
Otras dificultades que tuvieron los alpinistas fueron el clima gélido y los fuertes vientos que provocaban desplomes en las montañas, además de los espacios reducidos que debían cruzar durante su travesía.
Después de 15 días de travesía y de sufrir con las inclemencias del clima, que les congelaba las extremidades al grado de no sentirlas, cumplieron su promesa y llegaron a lo más alto del Tatra.