Christian Giménez tiene una gran motivación en la vida fuera de las canchas, sus hijos. El jugador de Cruz Azul es un padre amoroso y ejemplar.
Santiago, Agustina y Sofía representan su más grande tesoro. Se dice un hombre preocupado por el bien de sus hijos y confiesa que muchas veces suele ser un papá consentidor, pero ante todo siempre piensa en dar el mejor ejemplo y guiarlos por el camino del bien.
“Ser papá es lo mejor que me pasó en la vida; mis hijos son mis pies, manos y cabeza, además son mi mayor orgullo y unos hijos maravillosos. Creo que no hay mayor amor que el del padre a los hijos”, explicó el delantero.
Giménez tiene un lazo especial con Santiago, su hijo mayor, quien desde hace algún tiempo decidió seguir los pasos del futbolista. El adolescente comenzó su carrera en las canchas de las Fuerzas Básicas de Cruz Azul; actualmente juega con la Sub-15, fue titular en el Clausura 2016 y metió once goles.
Recientemente fue convocado para jugar con la Selección de México Sub 16 y disputar un torneo en Japón. El joven desea debutar en Primera División, además de obtener muchos títulos y reconocimientos como su padre.
“El hecho de que Santi quiera ser futbolista lo vivo con mucha emoción, pero también trato de que él viva su propia historia; soy el padre y quiero lo mejor para él. Le doy consejos, siempre estoy al pendiente. Lo único que le pido es que sea buen chico y tenga mucho respeto con todo lo que hace. También trato de no mezclar mi situación como jugador; quiero ayudarlo en lo que me pida y lo que me corresponde como padre, pero dejo que viva su propia experiencia”, agregó.
El Chaco es un hombre pleno, pues además de tener a un varón en la familia, cuenta con dos hijas, quienes son su mayor debilidad y las culpables de que cada día tenga una sonrisa en el rostro.
“Soy el hombre más dichoso del mundo por tener dos princesas conmigo; más no puedo pedir. Me siento una persona plena y junto a mi esposa estamos agradecidos con la vida y con Dios por todo lo que nos dio”, expresó.
BUEN HIJO
El Chaco también es un gran hijo y tiene una gran relación con su padre. Cuenta que durante su infancía fue muy inquieto, pero compensaba todas sus travesuras obteniendo buenas calificaciones en el colegio.
“Era terrible y, al mismo tiempo, muy estudioso; fui bueno en Matemáticas y mi materia favorita era Educación Física, pero lo más importante era mi gusto por el futbol”, comentó.