Un día después de que Javier Milei tomó posesión como presidente de Argentina, el mandatario decretó una devaluación del peso argentino de más de 50%, y un paquete de urgencia con eje en el recorte de gastos públicos. Lo anterior con el objetivo de estabilizar la macroeconomía y evitar una hiperinflación.
Gabriel Rubistein, quien fue viceministro de Economía, estima que el objetivo clave para esta devaluación por decreto “es que se pueda bajar esta brecha” para el tipo de cambio oficial y el paralelo en el peso argentino por cada dólar.
La devaluación de más de 50% de la moneda argentina es una de las medidas centrales de un extenso plan de austeridad para la reducción de subsidios a energía y transporte, y así acabar con la inversión pública, para reducir la operación del Estado cerrando secretarías, con el objetivo de minorar el déficit público y reducir la inflación que ronda por el 140% anual.
"La devaluación estaba pronosticada y los perjudicados son los trabajadores. Se va a tener una situación complicada, vamos a estar en la pobreza y se va a complicar mucho más la situación", dijo a la AFP tras el anuncio, Gabriel Álvarez, profesor de 57 años. Consideró que esto ocurrirá porque el tipo de cambio oficial pasará a ser de 800 pesos para los sectores productivos que tengan incentivos adecuados para incrementar la producción.
El gobierno de Argentina mantendrá por el momento el sistema de control de divisas que rige desde 2019, con una decena de tipos de cambio diferentes. Con una historia de crisis continua, los argentinos sospechan que su moneda se guíe por el dólar para ahorrar o comprar y vender bienes como inmuebles o automóviles. Y temen las variaciones del mercado que impactan sobre los precios de los productos básicos.