Israel mató el miércoles a varios comandantes del grupo Hamas y bombardeó tres torres durante sus ataques aéreos contra la Franja de Gaza, donde combatientes palestinos contraatacaban con misiles. Decenas de personas han fallecido en los peores enfrentamientos desde la guerra de 2014, y no parece haber una solución a la vista.
Las hostilidades han cobrado cierta semejanza con ese devastador conflicto de 50 días entre Israel y Hamas, pero con un sorprendente factor nuevo: Un estallido de furia por parte de ciudadanos palestinos israelíes en apoyo a aquellos que viven en los territorios ocupados, así como represalias por parte de judíos israelíes.
En respuesta a esta situación, Israel envió agentes fronterizos a dos ciudades de población mixta árabe-judía en las que han ocurrido hechos violentos en los últimos días, como la quema intencional de una sinagoga y de un restaurante de propietarios judíos, la muerte a tiros de un hombre árabe y vandalismo contra vehículos de árabes. Fue un uso inusual de la fuerza paramilitar, que normalmente dispersa las protestas de los palestinos en Cisjordania y en Jerusalén Oriental.
Densas columnas de humo gris se elevaban el miércoles desde la Franja de Gaza tras los bombardeos israelíes contra torres de apartamentos y varias instalaciones de seguridad de Hamas. En Israel, cientos de misiles disparados por los milicianos de Hamas llegaron a abrumar las defensas antimisiles y activaron las sirenas antiaéreas en Tel Aviv, la zona metropolitana más grande de Israel, y en otras ciudades.
El saldo de muertes en la Franja de Gaza ascendía a 65 palestinos, entre ellos 16 menores de edad y cinco mujeres, de acuerdo con el Ministerio de Salud local. Por lo menos 365 palestinos han resultado heridos, incluidos 86 niños y 39 mujeres. En el bando israelí, siete personas han fallecido por impactos de cohetes, incluido un soldado, el primero que pierde la vida en este conflicto. Los demás eran civiles, incluyendo tres mujeres y dos menores, uno de ellos un niño de 6 años que falleció cuando un misil alcanzó un edificio residencial en la ciudad de Sderot. Decenas de israelíes han resultado heridos.
La Yihad Islámica confirmó la muerte de siete de sus miembros, y Hamas confirmó el deceso de un comandante de alto rango y de varias personas más. El ejército israelí informó que por lo menos 30 palestinos que han fallecido hasta ahora eran milicianos.
No había señales de que alguna de las partes estuviera dispuesta a ceder. El primer ministro israelí Benjamin Netanyahu prometió ampliar la ofensiva, diciendo que “es algo que tomará tiempo”. En tanto, Hamas ha convocado a una intifada, o alzamiento. El último alzamiento de ese tipo empezó en el 2000 y duró más de cinco años.
El estallido de violencia más reciente comenzó hace un mes en Jerusalén, donde operativos de mano dura de la policía durante el mes sagrado musulmán del ramadán y la amenaza de desalojo de decenas de familias palestinas por parte de colonos judíos desencadenaron protestas y enfrentamientos con la policía. Un punto central de las protestas fue el complejo de la mezquita Al-Aqsa, un sitio sagrado para musulmanes y judíos.
Hamas, que alega estar defendiendo a Jerusalén, lanzó una andanada de misiles contra la ciudad el lunes por la tarde, intensificando las tensiones sobre el terreno hasta convertirlas en un nuevo combate entre Israel y Hamas.
Desde entonces, Hamas ha lanzado más de mil 50 cohetes desde Gaza, según el ejército israelí, e Israel ha respondido con cientos de bombardeos contra la estrecha franja donde 2 millones de palestinos viven bajo un bloqueo económico impuesto por Egipto e Israel desde que Hamas asumió el poder en 2007. Israel despachó dos brigadas de infantería a la zona, lo que da indicios de una posible invasión terrestre.