Silvio Santos, ejecutivo y conductor de televisión conocido por su gran sonrisa y su frase “¿Quién quiere dinero?”, ha fallecido tras décadas de carrera. Tenía 93 años.
El conductor era propietario de la cadena de televisión SBT y creó varios programas de variedades. El más famoso de ellos llevaba su nombre, que presentaba desde 1963, y en los últimos años se emitía los domingos por la noche. Es uno de los programas de televisión más longevos de Brasil.
Santos llevó a su cadena otros programas de éxito, como “El show del millón” y el reality show “La casa de los artistas”.
Desconocen causan de su muerte
La causa de su muerte no fue informada. Se había reportado que había sido ingresado a un hospital en las últimas semanas.
“Hoy el cielo se alegra con la llegada de nuestro querido Silvio Santos. Vivió 93 años para llevar felicidad y amor a todos los brasileños... Esa amplia sonrisa y voz familiar serán siempre recordadas con mucha gratitud”, señaló la cadena SBT en un comunicado el sábado en las redes sociales.
Su fallecimiento cambiará los fines de semana en millones de hogares brasileños que sintonizaron el “Programa de Silvio Santos” y fueron recibidos por su jingle de apertura: “¡Aquí viene Silvio Santos!”. Doblaba aviones de dinero y los lanzaba sobre el público durante su programa, algunos de cuyos episodios se prolongaban hasta 10 horas. Interactuaba constantemente con el público y, con un micrófono hecho a medida sujeto al cuello de su camisa, era libre de agitar las manos en el aire.
Incluso después de cumplir 90 años, siguió tiñéndose el pelo de castaño, lo que contribuía a su atemporalidad. Su cuidado cabello se convirtió en otro de sus sellos de identidad. En 2013, la revista Forbes lo comparó con Oprah Winfrey y los directores de cine Steven Spielberg y George Lucas.
El hombre espectáculo
Santos era conocido universalmente por su nombre artístico, aunque nació como Senor Abravanel en el estridente barrio de Lapa, en el centro de Río de Janeiro. De adolescente, vendía bolígrafos y fundas de plástico para tarjetas de identificación electoral y hacía trucos con monedas y naipes.
Sus tácticas de venta eran tan atractivas que le ofrecieron una audición para ser locutor de radio. Pasó de emisora en emisora en Río y, tras una temporada en el ejército, triunfó en los medios de comunicación en Sao Paulo. Su primer trabajo en televisión llegó a principios de la década de 1960 en la cadena Globo, entonces llamada TV Paulista, donde más tarde nació el “Programa de Silvio Santos”.
Aproximadamente una década después, adquirió su primera concesión de televisión y se dispuso a construir un imperio. Fundó SBT, que en 2021 era la tercera cadena más vista entre los 214 millones de habitantes del país sudamericano.
No todas sus ocurrencias cayeron bien. Fue acusado repetidamente de misoginia por comentarios sobre la apariencia de las mujeres o que causaban incomodidad. Al menos en dos ocasiones, declinó abrazar a estrellas femeninas en su programa, diciendo que no quería “excitarse”. En 2016, preguntó a una niña de 5 años si prefería sexo, drogas o dinero. Pero, como dueño de su propia cadena, nunca enfrentó a ningún castigo.
Santos también tenía emprendimientos en cosméticos, hoteles y hasta un banco. Forbes estimó que el patrimonio neto de Santos de 30 empresas sería de 2 mil millones de reales (unos 380 millones de dólares) en 2020.