Si Priscila Medina se hubiese contagiado del COVID-19 hace un año, no hubiera tenido tratamientos seguros y efectivos. Pero cuando esta enfermera de 30 años llegó a un hospital de Long Island el mes pasado, con tantos problemas para respirar que apenas si podía hablar, los médicos sabían lo que debían hacer.
Inmediatamente le dieron una nueva medicina con anticuerpos que bloquean el virus “y al día siguiente ya podía levantarme y caminar”, comentó Medina. Después de dos días, empecé a mejorar mucho. Podía ducharme, comer y jugar con mi hijo”.
Los tratamientos como este pueden ayudar a los pacientes nuevos a evitar hospitalizaciones, pero no se los usa mucho porque requieren tratamiento intravenoso. Otras medicinas para pacientes graves pueden acelerar la recuperación, aunque pocas mejoran los índices de supervivencia.
Si bien las vacunas ayudan a contener la pandemia, hacen falta tratamientos mejores y más sencillos, especialmente ahora que se propagan variantes del virus.
“Vemos cada vez más gente, y más joven, con problemas graves, que requieren hospitalizaciones y que a veces mueren”, declaró el principal experto del gobierno estadounidense en enfermedades infecciosas, el doctor Anthony Faucci, en una reciente charla en el National Press Club.
La necesidad más imperiosa sería algo como una píldora “que evite que la gente con síntomas empeore y deba ser hospitalizada”, señaló.
Vistazo a lo que hay en el horizonte y a las opciones actuales:
¿UNA PASTILLA?
Producir medicinas para problemas respiratorios no es fácil, en parte porque las dosis tienen que ser lo suficientemente altas como para que penetren los pulmones y no tan altas como para resultar tóxicas.
Las investigaciones se demoraron un poco porque el gobierno se enfocó inicialmente en las vacunas. Recién a fines de abril del año pasado una medicina dio buenos resultados en un estudio auspiciado por el gobierno.
Esa medicina —remdesivir, vendida con el nombre de Veklury por Gilead Sciences Inc. — sigue siendo la única aprobada para combatir el COVID-19 en Estados Unidos, aunque hay otras, como la que recibió Medina, que pueden ser aplicadas en casos de emergencia.
Remdesivir es la única medicina antiviral contra el COVID-19, que impide la reproducción del virus, “y necesitamos muchas más”, expresó el director de los Institutos Nacionales de Salud (INS) Francis Collins en un seminario reciente.
Varios laboratorios, incluidos Pfizer, Roche y AstraZeneca, están ensayando pastillas antivirales. La más avanzada es molnupiravir, de Merck and Ridgeback Biotherapeutics. No parece ayudar a los pacientes hospitalizados, pero sí es prometedora con los contagiados menos graves. Se espera un estudio grande para fin de año, según las empresas.
Si todo sale bien, podría ser tomada en la casa cuando asoman los primeros síntomas, igual que se hace ahora con medicinas para la gripe. Los INS también buscan opciones para usar en la casa en un estudio en el que se prueban siete medicinas que ya son empleadas con otras enfermedades.
Se ensayan asimismo vacunas. Algunos pacientes que siguen sintiendo síntomas del COVID-19 por mucho tiempo dicen que mejoraron después de ser vacunados.