Una bebé pasó una prueba que lo mantuvo al borde de la muerte, después de que naciera con los órganos y el corazón fuera de la piel (ectopia cordis) y lograra sobrevivir más de 18 meses.
En un poblado de Dakota del Norte, una pareja concibió a una niña, de nombre Kieran, que no pudo desarrollarse de manera adecuada, por lo que tuvo que ser operada inmediatamente después de que su madre diera a luz a ella.
La bebé tuvo que ser sometida en el quirófano durante cinco horas para que un equipo de expertos volvería a acomodar sus órganos de manera que pudiera sobrevivir a la adversidad.
Sin embargo, la esperanza de vida de Kieran no pasaba de los seis meses de vida, pero, milagrosamente, tras su cirugía, la pequeña ha logrado vivir una vida relativamente normal, a pesar de que en el futuro tendrá que enfrentarse a más operaciones.