Vergil Ortiz tiene dinamita en los puños. Con 16 nocauts en el mismo número de peleas, el púgil estadounidense de raíces mexicanas no sólo tiene el objetivo de coronarse campeón mundial sino de consagrarse como uno de los mejores peleadores de la historia.
Nacido en Grand Prairie, Texas, y de abuelos originarios de Quinceo, municipio de Paracho, Michoacán; heredó su amor por el boxeo de su padre, Vergil Ortiz Sr., quien lo introdujo a este deporte a los cinco años de edad y tres años más tarde comenzó a escribir su historia arriba del ring. Como amateur se coronó siete veces campeón nacional y dejó su récord en 140 victorias y 20 derrotas.
En 2016 firmó con Golden Boy Promotions e hizo su debut profesional en peso Welter Junior. En 2019 subió a Welter donde derrotó a los estadounidenses Mauricio Herrera (mayo) y Brad Salomón (diciembre), así como al mexicano Antonio Orozco (en agosto). A los tres los noqueó, algo que no había hecho ninguno de sus oponentes y su actuación le valió el nombramiento de Prospecto del Año por The Ring.
En su única pelea de 2020, debido a la pandemia por el Covid-19, noqueó al colombiano Samuel Vargas en el séptimo asalto y espera que este año llegue la batalla por el título mundial.
"Todos anhelan convertirse en un campeón del mundo, sin embargo yo quiero ser recordado, quiero que la gente recuerde quién soy y el impacto que dejé arriba del ring. Quiero convertirme en campeón indiscutido, quiero obtener todos los cinturones y quiero pelear contra los mejores", declaró Ortiz en entrevista con RÉCORD.
"No quiero peleas fáciles. Entreno muy fuerte y sufro mucho en los campamentos de entrenamiento, quiero enfrentar a los mejores, quiero elevar mi nivel y demostrar de lo que soy capaz de hacer", enfatizó.