Las victorias de Saúl Álvarez han sido siempre así, sin emociones, sin dramatismo, sin guerras en el encordado. Todos estos elementos se juntaron ayer en Las Vegas, en el cierre de la trilogía y que le dio la victoria al mexicano por decisión unánime sobre Gennady Golovkin por calificaciones de 116-112 y un doble 115-113.
Con esta victoria el tapatío defendió con éxito sus campeonatos de peso Supermedio de la Federación Internacional de Boxeo, Asociación Mundial de Boxeo, Consejo Mundial de Boxeo y Organización Mundial de Boxeo.
Fueron 36 asaltos en los que ninguno se pudo mandar a la lona. En estos últimos 12 Canelo tuvo la oportunidad de avasallar, de retirar a Golovkin como había dicho durante la semana y no fue así.
Golovkin hizo poco, no quiso arriesgar como si presumiera que si lo hacía podía ser alcanzado por un contundente golpe del mexicano.
Los primeros siete asaltos fueron solo de Canelo, conectó muy buenas combinaciones fueron dañando el perfil derecho del rostro del púgil europeo.
Desde el octavo round GGG despertó, mandó espaldas a las cuerdas el mexicano, pero de poco sirvió, nunca se mostró contundente y Álvarez sólo se dedicó a tramitar su victoria.
Ya con este cierre de tres peleas, Canelo se quedó con dos victorias por un empate que se produjo allá en 2017.
Al final toda esa mala sangre que hubo entre ambos quedó de lado y se fundieron en un sincero abrazo