Historia pura se vivió arriba del montículo del Minute Maid Park en donde José Urquidy se paró a apagar el fuego con una apertura de calidad que ayudó a los Astros a empatar la Serie Mundial a un triunfo al vencer 2-7 a los Atlanta Braves. El mazatleco se convirtió en el único pitcher mexicano en conseguir dos victorias en el Clásico de Otoño con una apertura de calidad en donde trabajó cinco entras completas y retiró a siete bateadores por la vía del ponche.
Con tan solo 26 años, el abridor del conjunto de Houston logró lo que Fernando Valenzuela, Joakim Soria, Esteban Loaiza y el resto de los legendarios serpentineros aztecas. Sin caer en las comparativas y en un trayecto muy silencioso por Las Mayores, Urquidy se está postrando en la élite del pitcheo mexicano, en parte gracias al éxito que ha obtenido la organización de los Astros en las últimas temporadas.
Luego de que los locales se pusieran arriba en el marcador en la primera entrada, el oriundo de Mazatlan, Sinaloa, permitió un cuadrangular a Freddie Freeman directo hasta al jardín izquierdo en el segundo episodio, con lo que se empató la pizarra a una carrera. La ofensiva de Dusty Baker decidió respaldar el accionar del mexicano en la lomita y con un rally de cuatro carreras marcaron una diferencia casi definitiva con los batazos de José Siri, Martín Maldonado y Michael Brantley, quienes remolcaron a sus compañeros.
Urquidy abandonó el montículo para la sexta entrada luego de permitir una carrera más, luego del sencillo de Freeman que llevó a Travis d’Arnaud al home. La novena de Houston mantuvo la ventaja hasta el final del juego e incluso la extendió con anotaciones en la sexta y séptima entrada. El mazatleco se convirtió así en el cuarto pitcher de los Astros en otorgar siete (o más) chocolates, sin pasaporte, en un juego de Serie Mundial, uniéndose a Justin Verlander, Charlie Morton y Brandon Backe.