La noche del 2 de octubre de 1981, los Royals se convirtieron en el primer equipo con récord perdedor en disputar un partido de postemporada en Grandes Ligas. La huelga de peloteros propició un hecho sin precedentes, mismo que tardó 39 años en replicarse debido a la pandemia de coronavirus, que alteró el calendario y como consecuencia, tanto Brewers como Astros clasificaron a postemporada con más derrotas que victorias a cuestas.
Kansas City terminó con foja de 50-53 aquella temporada, mientras que Houston y Milwaukee lo hicieron con un raquítico 29-31, pero debido a que el calendario se comprimió a solo 60 juegos de temporada regular y se decidió que los Playoffs tuvieran acceso por primera vez a 16 equipos —ocho por Liga—, ambas novenas lograron colarse a una fase en la que los Dodgers llegan como amplios favoritos pero con el fantasma de 32 años sin títulos a su acecho.
Por primera vez en la historia, las series de Wild Card serán al mejor de tres juegos, y el máximo preclasificado será el anfitrión de toda la serie. Debido a la emergencia sanitaria no se permitirá la presencia de público y no habrá días libres, con tal de evitar contagios, mientras que después de la primera ronda de postemporada, los equipos se mudarán a burbujas en territorios neutrales en Texas y California.
Los primeros en salir a escena serán los ocho de la Liga Americana, donde los Rays finalizaron con la mejor marca y ganaron su primer título en el Este desde 2010, ahora se enfrentarán al equipo de peor registro, los Blue Jays, que tendrán la ventaja de no haber disputado un solo partido como locales en Toronto debido a las medidas sanitarias tomadas por Canadá durante la pandemia. En tanto, los Yankees, que se desinflaron al perder seis de sus últimos ocho juegos, deberán buscar mejor suerte ante los Indians, en la que se antoja como la serie más pareja del Nuevo Circuito con un suculento duelo que promete ser el Shane Bieber contra Gerrit Cole.
Pero ante el caótico devenir de la temporada debido a los estragos causados por la Covid-19, los Dodgers se encargaron de poner el equilibrio con su estabilidad. La novena angelina cerró con foja de 43-17, sumó cuatro triunfos al hilo en el ocaso de la campaña regular y con Mookie Betts como estandarte de guerra en cada batalla, parece ser el momento perfecto para conquistar su séptimo cetro ligamayorista y así saldar una antigua deuda cuyos intereses estrujan desde las entrañas de una organización que tendrá en el espejo a su peor enemigo.
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