Ardió el Diamante de Fuego. Diablos Rojos del México escribió un nuevo capítulo en su historia con la primera 'Guerra Civil' ante Tigres de Quintana Roo en el arranque de la temporada de la Liga Mexicana de Beisbol, algo que no sucedía desde 2014.
Con la victoria por 8-14 en el primer juego de la serie ante su archirrival, la novena escarlata arrancó la campaña donde buscará su decimoséptima corona en su recién estrenado estadio.
El encargado de lanzar la primera bola fue Alfredo Harp Helú, dueño de los Pingos y principal promotor del beisbol mexicano. Esta vez no hubo abucheos contra el presidente Andrés Manuel López Obrador como en la inauguración, tampoco largas filas para comprar los tradicionales tacos de cochinita, no hubo apagones o las diferentes riñas entre aficionados, ni enfrentamientos con elementos de seguridad.
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Esta vez hubo una gran fiesta beisbolera donde el ruido de las matracas, los gritos, aplausos, chiflidos y porras para las dos novenas fue la constante. A pesar de que la lluvia hizo su aparición, parte de la afición permaneció en los jardines derecho e izquierdo apoyando a sus respectivos equipos, el resto regresó una vez que dejó de llover.
El primer Clásico de la LMB tuvo un lleno casi total donde los jonrones causaron la euforia de la afición que intensificó la guerra de porras entre escarlatas y felinos quienes mitigaban el frío que dejó la lluvia.
El Diablos-Tigres tuvo que coexistir con carreras en el Autódromo Hermanos Rodríguez, lo que complicó el ingreso de autos al estacionamiento del Estadio Alfredo Harp Helú, situación que aprovecharon los estacionamientos ubicados en los bajopuentes frente al inmueble que cobraron 250 pesos.
Se corrigieron los errores de logística que se presentaron en la apertura ante la novena de prospectos de Padres, la nueva casa de los Diablos cumplió las expectativas de los aficionados y se declaró lista para la campaña 2019.
