Matt Barnes y Stephen Jackson coincidieron a finales de la primera década de este siglo en Golden State, cuando los Warriors aún no pintaban para ser la superpotencia que ahora son en la NBA. En aquel entonces, el consumo legal de marihuana era algo impensable en el mundo del deporte, pero aún así, ellos aprovechaban la más mínima oportunidad para fumarse un cigarrillo.
Tras su retiro ambos exbasquetbolistas decidieron fundar un programa radiofónico con el objetivo de desmitificar los efectos negativos del cannabis y normalizar su uso. Uno de sus entrevistados en las semanas fue Kevin Durant, quien no tuvo reparo al revelar que al menos un 80 por ciento de los jugadores de la Liga son consumidores frecuentes de la marihuana.
Tras el positivo por coronavirus de los jugadores del Jazz, Rudy Gobert y Donovan Mitchell, la NBA, en común acuerdo con la asociación jugadores, determinó suspender sus actividades, aunque eso sí, mientras dure el brote por coronavirus y no pueda jugarse la Liga, no habrá test antidrogas. Una medida que bien podría respaldar la cifra de ‘KD’ respecto al numero de consumidores de marihuana en el deporte ráfaga.
La marihuana es legal a distintos niveles -por razones médicas o recreativas- en 47 de 50 estados de la Unión Americana, pero sigue siendo catalogada como una droga peligrosa a nivel federal.
En 2019 en Estados Unidos, un estudio realizado por la Organización Nacional para la Reforma de las Leyes de Marihuana (NORML) reveló que existen 25 millones de fumadores de cannabis.
Después de los Winter Meetings en San Diego, el comisionado de Grandes Ligas, Rob Manfred, junto con Tony Clark, presidente de la Asociación de Jugadores de la MLB, anunciaron que el consumo de cannabis para los peloteros no iba a ser castigado. Y es que la marihuana recreacional es legal en ciudades que albergan a 12 equipos, mientras que con un fin médico, abarca a 26 sedes de las 30 franquicias.
Tras el último acuerdo del contrato colectivo, la NFL acordó con la Asociación de Jugadores que ya no serán suspendidos quienes arrojen positivo en un test de marihuana. Las pruebas antidopaje se aplicarán dos semanas previas al inicio de los campo de entrenamiento y reducirá el número de jugadores que son sometidos a estos exámenes.
Además, se incrementará el nivel permitido de THC que anteriormente era de 35 nanogramos por milímetro de orina y ahora es de 150 nanogramos, por lo que de esa cantidad en adelante se puede considerar una prueba como positiva. Una serie de iniciativas en las más importantes Ligas de EEUU que acercan un poco más la marihuana al mundo del deporte.