Perder una Final de Liga MX contra América resulta lapidario para los entrenadores de Cruz Azul. No sólo por el escarnio público, sino porque su permanencia en el cargo queda sentenciada.
Caixinha es la tercera víctima de una situación que lastima deportiva y moralmente a directiva, aficionados, y tal parece que al propio plantel.
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El primero de la lista fue Mario Velarde. En la temporada 1988-1989 La Máquina llegó a la Final y la perdió con global de 4-5 contra las Águilas. Un día después del juego de Vuelta fue cesado del cargo.
24 años después el turno fue de Guillermo Vázquez. El gol de Moisés Muñoz, el desvío de Alejandro Castro y el penalti de Miguel Layún lo convirtieron en el hilo más delgado. Seis meses después salió de la institución.
El portugués es la tercera víctima. Poco más de nueve meses y medio después del doloroso 0-2 ante América la directiva decidió prescindir de él y mantener la tradición.