Lo que pase con los 16 clubes restantes de la Primera División simplemente no interesa en el pensamiento de los aficionados de la Sultana del Norte y Tigres y Rayados protagonizaron el único clásico que 'vale' en esta parte del país.
La ciudad se paralizó nuevamente y desde muy temprana hora cientos de seguidores portaron las playeras de ambos equipos como signo de apoyo y vehemencia. Su ilusión y deseos de triunfo irradió en las principales calles, avenidas, centros comerciales y el centro histórico.
Si se tiene que acudir a comprar la 'despensa' o el 'mandado', portar la casaca con orgullo y aliento es vital durante el día del partido, esperando también que los minutos y las horas pasen rápidamente para que se dé el silbatazo inicial vayan o no al estadio.
En el centro de Monterrey también sobran los productos de ambos equipos. Audífonos, carteras, llaveros, 'portacaguamas', zapatos de bebé y más se dejan ver a granel y la fiebre es intensa. Incluso algunos vendedores ambulantes también realizan su 'chamba' con la playera bien puesta.
Las parejas y familias pasean por las calles con el sol que cae a plomo y aunque algunas puedan tener la piel diferente, ya sea felina o rayada, el apoyo es incondicional y aquí en la Sultana del Norte la pasión es diferente, única y Tigres y Monterrey lo acaparan todo.
