Rabia, impotencia, furia y desesperación era lo único que reflejaban los rostros de los jugadores de Pumas en Monterrey, y todo 'gracias' al trabajo del silbante Erick Miranda, quien tomó una decisión que afectó directamente en el marcador del partido y los universitarios cayeron 2-1 contra Rayados.
El técnico David Patiño sorprendió con una alineación de ocho canteranos y tres que no lo eran, para buscar una victoria que mantuviera la ilusión de Liguilla, en un territorio que les resulta por demás hostil y en donde nunca han podido ganar un juego de Liga.
Sin embargo, con el paso de los minutos, los de la UNAM comprobarían que no sólo debían luchar en contra de los 11 Rayados, pues el árbitro central se convirtió factor determinante en el partido.
Las decisiones arbitrales hicieron del primer tiempo un total infierno para los universitarios, que a pesar de adelantarse en el marcador al 14', gracias al gol de Jesús Gallardo, empezaron a verse 'acuchillados' por el nazareno.
Lo primero fue el penalti que se marcó luego de un empujón de Alejandro Arribas a Dorlan Pabón. La jugada fue polémica, pero eso no le importó a Alfonso González e igualó el marcador 1-1 al 22'. Ese no fue el final de los sinsabores auriazules provocados por el silbante, quien minutos después anuló un gol legítimo de Nicolás Castillo.
Y para rematar, justo antes de que terminara el primer tiempo, José María Basanta marcó el gol con el que los Rayados le dieron la vuelta al marcador, en una jugada en la que Universidad reclamó una mano de Stefan Medina que no se marcó.
Transcurrió la segunda mitad y mientras los dirigidos por Antonio Mohamed hacían su labor para quedarse con los tres puntos en el BBVA Bancomer, la escuadra visitante terminó con uno menos por la expulsión de Abraham González, en una muestra más de frustración por la injusta derrota.
Finalmente Pumas tuvo que tragarse el enojo que les provocó el desempeño arbitral, ya que, a pesar de eso, mantienen viva la esperanza de colarse en la Fiesta Grande.