Por primera vez en el Estadio Azteca, y a causa de los atentados ocurridos en París, los automóviles que ingresaban al estacionamiento del inmueble eran revisados detenidamente por elementos de seguridad, quienes portaban instrumentos para detectar explosivos.
Fue únicamente en dos de las siete entradas de estacionamiento que tiene el Coloso de Santa Úrsula donde la gente de la SSP revisaba uno a uno los automóviles que ingresaban, situación que hizo el acceso más lento de lo normal.
Mientras los conductores de los autos pagaban su entrada al estacionamiento, un policía pasaba el aparato por debajo del carro y al checar que todo estaba en orden podía ingresar.
Para la revisión no había excepciones, absolutamente todos los vehículos que ingresaban al Estadio Azteca tenían que pasar primero por el artefacto que portaban los policías.
Además de las herramientas para detectar explosivos, la cantidad de policías se intensificó y había más torres de vigilancia, así como policía canina.