Cruz Azul rescata el empate en su cancha ante Pachuca

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| 22 Ene, 2012

 

MARIO PALAFOX


La historia de Cruz Azul se repite torneo tras torneo. Sólo cambian los personajes, pero desde hace cuatro torneos la Máquina ya no da emociones. Sólo ilusiona, pero tras el transcurrir de los minutos aparece siempre la misma imagen de desánimo.


La de un equipo que trata bien el balón, pero que no profundiza. La pelota va de un lado a otro, pero sin encontrar la llave para ofender, para cambiar el rostro del aficionado.


El andar de Meza por la zona técnica muestra su desesperación por lograr que su equipo funcione en casa. A pesar de que la victoria de visitante ante Atlas hacía suponer una mejoría con respecto a su último partido en casa frente a Tigres.


El número de veces que el ';Profe'; ve el césped tras una mala decisión de sus jugadores es incontable. Grita y se esfuerza por corregir, pero no atina.


Pachuca llegó en los primeros minutos y logró ponerse en ventaja tras un centro de Daniel Arreola que remató Jaime Ayoví en el minuto 20. El Azul enmudeció, los pocos gritos ya no se escucharon.
Después tuvo que aparecer el hombre que muestra corazón, el mismo protagonista del pasado reciente: Christian Giménez.


Una y otra vez el argentino quiso desequilibrar. Lo intentó por derecha varias veces, hasta que un centro por izquierda llegó a Emanuel Villa, quien fusiló a Rodolfo Cota 10 minutos después.
Antes Omar Bravo pudo estrenarse con la camiseta celeste, pero Jorge Gasso determinó que el balón había salido tras el centro de Vela y el gol no contó.


Cruz Azul recibió la ayuda de Gasso al expulsar a Cejas tras una provocación de Néstor Araujo, quien le dio un pechazo al argentino, quien respondió con un golpe al rostro al 43';.


En la segunda mitad, Meza mandó a Javier Aquino a la cancha, para tratar de emocionar a un público somnoliento. Minutos después le dio entrada a Maranhao. La ilusión en las gradas volvió, parecía que ahora sí habría jugadas de peligro.


Con el transcurrir de los minutos apareció nuevamente el juego cómodo, sin compromiso de la Máquina. El balón paseaba de un lugar a otro sin oportunidades de gol. Maranhao no tuvo profundidad ni velocidad, Aquino lo intentó dos veces, pero sin concretar el pase final.


Bravo salió y recibió la primera muestra de enojo de la afición al despedirlo con silbidos. Gasso trató de darle otra oportunidad a la Máquina al otorgarle cinco minutos extra; pero no hubo más.
La afición en el Azul despidió a su equipo con abucheos porque su juego es el mismo del pasado. Ya no divierten.

ASÍ LO VIVIMOS.

FICHA Y ESTADÍSTICAS