Josep Guardiola ha vuelto a dar de qué hablar en el mundo del futbol gracias a una curiosa implementación que facilitó el triunfo de su equipo, el Bayern Munich.
Cuando el partido entre los suyos y el Ingolstadt se mantenía empatado sin goles, el afamado estratega se acercó a su capitán, Philipp Lahm, y le entregó un pequeño trozo de papel.
El peculiar incidente ocurrió al minuto 55; inmediatamente el veterano alemán repartió instrucciones, para que al 65' Lewandowski abriera el marcador, y al 75', el mismo Lahm lograra el 2-0 que sentenció el encuentro.