El Celta de Vigo, de vuelta a su mejor versión gracias a la pegada de Iago Aspas y Maxi Gómez, supondrá una exigente prueba para Santiago Solari, necesitado de un triunfo en su último examen antes de acabar con la interinidad con la que fue ascendido del Castilla para reconducir al Real Madrid.
Los cuatro partidos que la directiva madridista concedió al técnico del filial para decidir apostar por un nuevo técnico de renombre o tirar de lo que hay en la casa, como ocurrió con gran recuerdo con Zinedine Zidane, tienen su estación final en Balaídos. Donde Solari encontrará el duelo de mayor entidad a su tiempo de ensueño en el banquillo madridista, con los jugadores respondiendo con tres triunfos consecutivos ante Melilla, Real Valladolid y Viktoria Plzen.
Los rivales presentaban un panorama favorable a las probaturas y Solari ha mejorado al Real Madrid, poco a poco, instalando de nuevo la confianza en jugadores a los que ha visto mal físicamente. De ahí la apuesta por gente joven y las rotaciones con buen resultado. Con él, cero goles encajados en tres partidos y el regreso de la pegada perdida con una media de tantos superior a los tres goles por duelo.
Así llegará el conjunto madridista a la cita de Vigo, estadio siempre duro, con Solari de nuevo tomando decisiones. Anda con lo justo en defensa, donde como mucho recuperará a Dani Carvajal corto de ritmo como para jugar. La apuesta por Odriozola y Reguilón ha salido bien y tendrán continuidad. Serán baja Marcelo, Raphael Varane y Jesús Vallejo.
El técnico celeste ya tiene definido su once para recibir al vigente campeón de Europa, aunque no lo ha querido desvelar. No obstante, todo hace pensar que Sergio Álvarez se mantendrá en la portería, con Hugo Mallo, Cabral, Roncaglia y Juncá en la línea defensiva.