Se esperaba una lluvia de goles cuando Liverpool y Manchester City saltaron a Anfield, pero lo único que se mojó fue la pólvora de dos equipos que arriesgaron lo mínimo, se conformaron con el empate y firmaron un decepcionante 0-0 en el que quedó marcado Riyad Mahrez, que mandó un penalti a las nubes.
Después del 4-3 con el que terminó el encuentro de la temporada pasada, City y Liverpool mostraron esta vez una cara mucho más pragmática y cauta, sin apenas dejar oportunidades al contrario.
La atmósfera del estadio fue el mejor argumento del Liverpool en unos primeros instantes de excitación en los que los de Klopp pintaron de rojo el campo. La presión alta y la asfixia a la que sometieron a la defensa rival dio sus frutos en cuanto a dominio, pero quedó estéril a la hora de crear verdadero peligro ante la meta de Ederson.
Por su parte, el City adoleció la falta de un jugador que aportase verticalidad y profundidad, es decir, Kevin de Bruyne.
En la segunda parte no cambió excesivamente la contienda y el City siguió tocando y tocando el balón, en busca de algún resquicio ofrecido por los locales.
El City encontró la fortuna en forma de penalti durante los últimos minutos de partido. Van Dijk se lanzó sobre Sané para arrebatarle el esférico, pero se llevó por delante al extremo y el árbitro pitó penalti.
Ya sin Agüero en el campo, quien continúa sin saber lo que es marcar en Anfield, Mahrez tomó la responsabilidad, pero mandó el balón por encima del travesaño y el resultado ya no cambió.
El punto cosechado le sirve a ambos equipos para mantenerse con 20 unidades en el liderato de la Premier League, junto al Chelsea.