La capital de Grecia, Atenas, se convirtió en un campo de batalla entre aficionados del AEK y el PAOK, previo a la Final de la Copa, la cual ganó el PAOK por 0-2.
Los incidentes se iniciaron en la madrugada en los alrededores de las oficinas de un club de fans del PAOK y provocaron la interrupción del tráfico en varias calles principales del centro de la ciudad. Después continuaron durante el cotejo.
Según informan medios locales, los enfrentamientos con la policía comenzaron cuando ésta evitó una confrontación entre aficionados de PAOK, AEK y Olympiakos. Dos policías resultaron levemente heridos
Grupos de enmascarados lanzaron piedras, cócteles molotov y bengalas a los antidisturbios que contestaron con granadas aturdidoras y gases lacrimógenos. Además construyeron barricadas con contenedores de basura y otros objetos a los que prendieron fuego.
Un grupo de ultras del AEK prendió fuego a una furgoneta en la que viajaban seguidores del PAOK al lanzarle bombas molotov. Una vez los ocupantes salieron del vehículo, los golpearon, dejándolos levemente heridos, y huyeron del lugar.
El futbol griego atraviesa una crisis de credibilidad crónica, con acusaciones de partidos amañados y enfrentamientos graves entre aficionados de los clubes.
Tras la suspensión de la liga en marzo, el presidente del comité de la FIFA para supervisar la Federación Griega de Fútbol (EPO), Herbert Huebel, recomendó la expulsión de los clubes griegos y sus selecciones nacionales de las competiciones internacionales.