En una nueva audiencia del juicio por la muerte de Diego Armando Maradona, tanto el médico que lo atendió durante dos décadas como su expareja, Verónica Ojeda, cuestionaron duramente la decisión de trasladarlo a una casa en las afueras de Buenos Aires para cumplir una internación domiciliaria.
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Mario Alejandro Schiter, médico de cabecera de Maradona durante 20 años, aseguró ante el tribunal que el exfutbolista “tendría que haber ido a una clínica de rehabilitación, un lugar más protegido para él”. Según Schiter, la internación domiciliaria no era la opción adecuada, dado el delicado estado de salud del exjugador y su historial médico.
“Conociendo al paciente, no hubiese sugerido una internación domiciliaria; no era sencillo de manejar”, afirmó el profesional, quien también participó como observador en la autopsia. En su testimonio, detalló que el domicilio donde se alojaba Maradona no contaba con los equipos necesarios, como desfibrilador, monitor cardíaco, oxígeno, ni personal médico calificado las 24 horas.
Por su parte, Verónica Ojeda, expareja del ídolo y madre de uno de sus hijos, Dieguito Fernando, declaró como testigo y calificó como “una vergüenza” la internación en la que murió Maradona. “Nos mintieron a todos, a toda la familia”, afirmó con la voz entrecortada. También reveló que fue informada del fallecimiento a través de la radio, mientras se dirigía al lugar tras recibir llamadas de alerta.

Ojeda aseguró que el entorno del exjugador prometió una atención médica profesional en el domicilio, con enfermeros disponibles en todo momento, como si se tratara de un hospital. Sin embargo, durante las tres visitas que realizó —la última solo dos días antes de su muerte—, Maradona estaba solo, sin médicos ni ambulancia disponibles. “Esa casa era muy normal, sin adaptaciones médicas. El baño tenía olor a orina y excremento, y una manguera para supuestamente asearlo. Lo tenían secuestrado”, denunció.
