La piñatería, además de ser un oficio muy mexicano, colorido y tradicional en la época decembrina, también ha logrado empoderar a familias enteras de puras mujeres, a pesar de la pandemia. Y eso lo sabe bien doña María Pilar Bucio, quien desde hace dos décadas ha logrado sacar adelante a su familia por medio de la fabricación de miles de piñatas de cartón con siete picos.
“Somos un negocio mayoritariamente de mujeres, pero también trabaja con nosotras mi hijo y nieto. Hacer piñatería es una forma de enseñarnos a sacar a flote a nuestros hijos y no estar con los brazos cruzados o depender de alguien, y además un trabajo muy bonito”, explicó doña Pili.
A finales de los años 90’s la familia doña Pilar se dedicaba a la venta de fruta en Xochimilco, pero a su tía Luz Espinosa se le ocurrió hacer piñatas, sin conocimientos previos, pero practicó y practicó sobre ollas de barro hasta que por fin salieron perfectas. Y fue ahí donde decidió enseñar a su familia, doña Pilar, justo cuando tenía 20 años de edad se integró al negocio familiar, y fue así que fundó ‘Piñatas Pili’ negocio con el cual ha logrado mantener a sus hijas e hijo, y quienes también practican el oficio.
Ubicados en la calle de Xaltocan, muy cerca del deportivo de Xochimilco, doña Pili, en compañía de su familia comienza a fabricar piñatas de cartón y picos en el mes de agosto. Sin embargo, ahora con la pandemia han tenido que iniciar en octubre, ya que el semáforo epidemiológico y el aislamiento voluntario se atravesó en este trabajo.
Cada año se apuraban a fabricar 2 mil piñatas que eran vendidas entre los vecinos, curiosos de alguna otra parte de la ciudad y hasta turistas. Pero este año, debido a la baja economía y el poco tiempo sólo decidieron hacer apenas 500, de las cuales, hasta hace unos días, el 50 por ciento se encontraba sin un posible comprador.
“Sí son tiempos duros. Toda la familia estuvimos meses encerrados, ya que tenemos a miembros vulnerables y que por condición permanente deben usar oxígeno, por eso suspendimos nuestro trabajo, para no poner en riesgo a nadie. Aún así estamos este año haciendo poquito pero con mucho amor”, relató Pili.
Doña Pilar hace al día entre 20 a 30 piñatas, cada una tiene un tiempo de manufactura de 30 minutos. Pues meses previos se dedicaron a fabricar por medio de una base de fibra de vidrio las ollas de cartón y cortar todo el papel picado necesario para darle vida a estas artesanías.
Cada miembro de su familia echa la mano. Los más pequeños hacen las piñatas más dedicadas, que son las de adorno para carro. Cada quien agarra su especialidad y no deja de trabajar hasta que la casa de Pili esté repleta de piñatas y colores muy llamativos.
“Cada quien trabaja según sus posibilidades. Yo por ejemplo empiezo a las 7:00 de la mañana y terminó a las 2:00. Es mucho trabajo, pero en serio que vale la pena”, confesó Pili.
La intención de este año para la familia de Pilar es que, aunque no haya fiestas o posadas, cada casa, bajo los cuidados necesarios para enfrentar la pandemia, pueda tener una de estas piñatas, las cuales van desde los 10, 25, 70, 100 y 120 pesos".