El pasado 6 de agosto, el mandatario de Estados Unidos, Donald Trump, estableció una llamada telefónica con el presidente de Corea del Sur, Moon Jae-in, donde ambos coincidieron en que Corea del Norte es una amenaza creciente para la mayoría del mundo.
Trump, por su parte agregó que Norcorea “encontrará fuego y furia como el mundo nunca ha visto”.
En la conversación también se abordó el tema de la aprobación en la Organización de las Naciones Unidas para imponer nuevas sanciones a Pyongyang, derivado de la realización de sus últimas pruebas de misiles balísticos intercontinentales.
"Los dos líderes afirmaron que Corea del Norte es una grave y creciente amenaza directa contra Estados Unidos, Corea del Sur y Japón, así como para la mayoría de los países alrededor del mundo", señaló la Casa Blanca.