Una potente explosión sacudió este miércoles a una protegida zona diplomática en Kabul, causando al menos 90 muertos, unos 350 heridos y una enorme nube de humo que cubrió parte de la capital afgana.
El objetivo del ataque, que según funcionarios se perpetró con un coche bomba, se desconoce por el momento, pero según Ismail Kawasi, vocero del Ministerio de Sanidad, la mayoría de las víctimas eran civiles, incluyendo mujeres y niños.
El presidente de Afganistán, Ashraf Ghani, condenó enérgicamente el incidente, que se produce unos días después del inicio del mes sagrado del islam.
"Incluso en el mes sagrado musulmán del Ramadán, el mes de la bondad, la bendición y la oración, los terroristas no paran de matar a nuestro pueblo inocente”, dijo el mandatario.
Ningún grupo se atribuyó de inmediato la autoría del ataque suicida. Sin embargo, los talibanes emitieron una declaración desvinculándose del incidente y criticando los ataques a civiles.
Zabihullah Mujahid, vocero del grupo taliban, manifestó que la explosión "no tiene nada que ver con la muyahidines del Emirato Islámico”, nombre con el que se hacen llamar.