El Estado Islámico se declaró responsable del ataque a un autobús que transportaba a cristianos coptos a un monasterio al sur de El Cairo, y que dejó 29 muertos.
Abdel-Fattah Al-Sisi, presidente de Egipto, dijo que los ataques contra cristianos buscan crear una brecha entre ellos y la mayoría musulmana del país.
"Lo que ustedes han visto no quedará sin castigo. Un golpe extremamente doloroso ha sido asestado contra las bases terroristas. Nuestra nación nunca vacilará en atacar a los enemigos”, aseveró durante un discurso.
Además, llamó al presidente estadounidense, Donald Trump, a encabezar la guerra global contra los actos de violencia que han sufrido.
La emboscada se produjo en la víspera del inicio del Ramadán, el mes sagrado del islam, y fue la cuarta agresión contra la minoría cristiana del país desde diciembre pasado.