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Piqué, fiel

Santi Nolla

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Santi Nolla
| 11 Sep, 2015

Ni un atisbo de hipocresía. Gerard Piqué se mostró tal cual es delante de los medios en una intervención esperada que había levantado expectativas. El central del FC Barcelona apareció en rueda de prensa un día después de que su compañero Sergio Ramos cuestionara sus gestos en la celebración del triplete del Barça, justificando así los silbidos que recibe de la selección. Piqué rebajó el suflé, pero dejó claro que existe la rivalidad y su compromiso con la selección española.

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Todo empezó cuando un medio de Madrid sacó las cámaras a la calle para preguntar si había que silbar a Piqué después de que el blaugrana citará a Kevin Roldán en la celebración del triplete del Barça. “Con él empezó todo”, dijo el futbolista y en el entrenamiento de la selección en León ya empezó a escuchar los primeros pitos. Después, una televisión captó cómo decía a sus compañeros blaugranas que dieran la vuelta de honor tras ganar la Supercopa de Europa para “que lo vean en Madrid”. La historia de Piqué y sus declaraciones poco madridistas no es nueva. Con el 5-0 del Barça ya le criticaron que al final del encuentro levantara la palma de la mano con los dedos extendidos. Luego no le perdonaron que en los silbidos al himno español en la final de Copa, dijera que sería interesante que alguien se preguntara porqué se silba.

No política
Después de los silbidos en León, se reprodujeron en Oviedo en otro partido de la selección cada vez que tocaba el balón. Salieron en su defensa sus compañeros como Iniesta y Alba de forma contundente y el seleccionador Del Bosque. El capitán Casillas fue más light. El ministro y el secretario de Estado lo apoyaron y Ramos quiso hacerlo, pero lo acabó cuestionando. Piqué salió ayer y dejó bastantes cosas claras.

La primera, que los silbidos se producían por una cuestión de rivalidad entre Barça y Madrid y por sus declaraciones sobre el cantante colombiano que calificó de “poco elegantes”, pero que dijo en un tono festivo y con un claro sentido humorístico. Lo volvería a hacer. Pero fue muy explícito a la hora de exponer su compromiso con la selección. Piqué siempre ha sido un jugador que lo ha dado todo con la camiseta española. Nadie puede acusarlo de baja intensidad o pasotismo, al revés, siempre ha sido un futbolista comprometido y lo ha sido con todos los equipos en los que ha jugado. Con eso, poca broma.

La rivalidad
Tampoco se ha escondido nunca de lo que piensa sobre su máximo rival: “Quiero que pierda siempre”. No es políticamente correcto, pero no hay ni una sola hipocresía detrás. Dice lo que piensa y lo que siente y cree que la rivalidad entre los dos grandes es buena y no debería sobredimensionarse el choque natural en un mundo absolutamente pasional. El futbol, según Piqué, debería aceptar las chanzas entre rivales sin dramatizar en exceso.

El hecho de que la selección se convierta en un carrusel de silbidos entre aficionados en función de si son del Barça o del Madrid es lamentable. Piqué acepta, y siempre ha aceptado, que lo silben en el Bernabéu. Para él eso es una ‘sinfonía’, pero no acepta los silbidos en la selección por dos motivos principales: por sus compañeros, a los que les perudica ese gesto y por Del Bosque, que siempre lo ha defendido y lo ha cuidado.

El futuro
No tiene ningún sentido esa moda de silbar a Piqué. Es cierto que al final, sobre un origen claro como es el antimadridista, se ha mezclado un tono político y hay aficionados que se suman simplemente por la relación Catalunya-España. Piqué, ayer, negó que eso influyera y trató de alejar ese concepto como objeto de rivalidad con la selección. Volvió a repetir, y fue creíble, su compromiso con la Furia Roja desde las selecciones inferiores en las que ya fue seleccionado.

Piqué no quiere renunciar a lo que entiende que es una rivalidad sana con su máximo adversario y tampoco a su apoyo a una selección que, según dijo, nunca tuvo intención de abandonar. Piqué puede caer mejor o peor, pero nadie le puede negar fidelidad y sinceridad. Es fiel a sus creencias y es sincero en sus declaraciones. Es directo y no se esconde. No lo está pasando bien, pero sufre más por sus compañeros y por Del Bosque que por él mismo.

Los silbidos a Piqué deberían cesar y este incidente quedar relegado al baúl de los malos recuerdos. La mayoría de jugadores carismáticos han realizado alguna alusión a su rival en algún momento. No pasa nada si eso no se transforma en una guerra, como algunos medios quieren. Con la intervención de Piqué, este capítulo ruidoso debería quedar cerrado y los futbolistas deberían centrarse en el futbol y los aficionados, también. Calentar la rivalidad Barça-Madrid en la selección no es bueno para nadie. Eso lo entiende todo el mundo, hasta el sector de aficionados que, injustamente, se ha dedicado a silbar a Piqué en los últimos partidos.

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