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Penas de Champions

Santi Nolla

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Santi Nolla
| 18 Sep, 2015

El Barça mereció ganar en Roma y acabó arañando un empate suficiente, mientras el Valencia cayó en Mestalla ante solamente 28 mil espectadores, una entrada impropia de un primer partido de Copa de Europa en el Luis Casanova. Un día antes, el Madrid, el Atlético y el Sevilla habían ganado sus compromisos con holgura. Tanta, que el Madrid tuvo dos penaltis a favor y el Servilla, tres.

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En el Barça no le señalaron uno clarísimo a Suárez, pero lo más duro del Olímpico romano fue la grave lesión de Rafinha que lo puede mantener alejado de los terrenos de juego toda la temporada. Da la sensación de que ha existido una cierta maldición con la familia Alcantara. Primero fue Thiago que estuvo más de 300 días de baja y ahora es su hermano que en apenas cinco minutos recibió la brutal entrada de Nainggolan que lo ha enviado al quirófano.

Otra pena: algunos aficionados no pudieron ver tranquilamente el encuentro por televisión, ya que BeINs, que es quien tiene los derechos, no pudo asegurar una visión impecable al ciento por ciento de abonados. Movistar no llegó a negociar para la compra de los
derechos de la Champions y el partido debió verse por Internet, con problemas. Menos que los que sucedieron el martes, pero es que ese día, el Madrid jugaba con televisión en abierta en directo.

Dos golpes
El partido de Roma estuvo marcado fundamentalmente por dos golpes. Uno, la lesión de Rafinha. Otro,  el gol psicológico que logró Florenzi, en un zapatazo desde la banda del mediocampo que entró tocando el poste de la portería defendida por Ter Stegen al que el disparo pilló adelantado. Hay gente que discute si el meta alemán pudo hacer más o no. Lo cierto es que el Barça ya lleva tres situaciones parecidas. En San Mamés ya le marcó un gol San José al propio Ter Stegen después de un mal rechace del meta con la cabeza. Ante el Málaga en el Camp Nou, Luis Enrique abroncó a Bravo porque se adelantó en exceso y contra la Roma, otra vez, le marcaron al Barça un gol de lejos, con el portero adelantado. Tres son demasiados. Se puede permitir uno y hasta dos, pero si hay tres es que se debe corregir alguna cuestión. Eso es lo que debe hacer Luis Enrique y su cuerpo técnico. El entrenador dijo que la culpa era de él, por lo que se desprende que fue quien ordenó a Ter Stegen que jugara tan adelantado.

Seguramente no es necesario que el meta salga tanto, aunque el propio sistema del FC Barcelona lleva a que el portero juegue algo adelantado. No es el mismo caso que Neuer en el Bayern, que prácticamente actúa de libre, pero sí que necesita dar un paso adelante, ya que la defensa juega prácticamente en el mediocampo. Sin embargo, es posible reducir esa posición tan arriesgada y, también, mirar de correr más hacia atrás cuando el balón lo tenga el contrario en disposición de chutar. Florenzi marcó el gol de su vida, un golazo, pero el Barça debe repensar como no da ventajas a sus rivales en los goles desde tan lejos.  

La lesión
La dolorosa lesión de Rafinha ha abierto también otro debate en el Barça en el sentido de si habrá que fichar un sustituto. Debido a la sanción FIFA los blaugrana no podrían inscribir un recambio del canterazo, a pesar de que la reglamentación de la Federación Española permite que si la lesión es por larga enfermedad se pueda realizar. El Barça lo consultó en su día y le contestaron que no era posible. Así, deberá esperar hasta enero en el que podrá contar con Arda Turan, pero mientras deberá tirar del filial.

Hay otra pregunta que vuela en el ambiente: ¿El causante de la lesión debería penar el mismo tiempo que esté lejos de los estadios el lesionado? Esa fue una de las cuestiones que también en su día se propusieron, pero que ningún organismo se ha atrevido a plantear con valentía. Cuando las entradas son malintencionadas, debería ser posible una sanción justa, pero también es muy complejo introducir más variantes subjetivas en los reglamentos. Con la voluntariedad o no de las manos ya se tiene suficiente. Pero suena mal que Rafinha se quede sin jugar toda una temporada y el agresor sólo se llevara una tarjeta amarilla.

El penalti
También resultó penoso que un nuevo penalti cometido a un jugador del FC Barcelona, esta vez Luis Suárez, no haya sido visto por el colegiado y, en cambio, el Sevilla y el Madrid acabaran con tres y dos penaltis a favor. El problema arbitral no está tanto en la actuación concreta de cada árbitro, sino en la ausencia de un criterio que permita que existan los menos agravios posibles. Esta jornada, sin embargo, ha sido la de la desmesura en los penaltis señalados. ¡Hasta al Chelsea de Mourinho le pitaron dos a favor! El Bayern tuvo el suyo y también se señaló uno al favor del Lyon. En el Barça, no obstante, parece una asignatura prohibida, aunque en la jornada los colegiados se mostraran generosos señalando el punto de la pena máxima.

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