Luis García
El Doctor une el amplio conocimiento deportivo con un estilo propio. Sus geniales comentarios que lo han hecho referente de la TV tienen también su lugar en nuestro diario.
Santiago Ormeño, vigorizar
Iniciaste este torneo como el anterior, mojando, fuiste el primer futbolista en anotar el semestre pasado, y lo volviste a hacer en este que comienza, no es un tema menor, es cierto, se juntaron varias circunstancias en tu favor, pero las aprovechaste.
El campeonato anterior metiste siete pirulos, fuiste el segundo mexicano con más anotaciones, otro dato relevante, máxime que los hiciste jugando para el Puebla que no se distingue por su variedad en ataque.
Ya no eres un chamaco, tampoco un veterano, tienes 26 años, y tu andar en la Primera División no ha sido hasta el momento tan largo ni prolífico. Eres un luchador nato, sabes sobre insistir, de sufrimiento, de migrar, de ser un nómada, durante varios y largos años saltaste de un sitio a otro sin mayor fortuna, Pumas, América, Pioneros de Cancún, Lobos BUAP, incluso en el Real Garcilaso, en Perú, y en ninguno de estos parajes lograste solidificar tu posición, no pudiste elevar tu estatus, fuiste un simple complemento. Pero eso no te detuvo en tu desgastante pugna por ser un delantero reconocido, por hacerte de un sitio, por saberte útil para algún club.
En Puebla, previo a tu boyante actualidad ya también habías tenido un escarceo sin mayor éxito, hasta que hoy estás en camino de una consolidación, justa a todas luces dado el brutal esfuerzo que te ha costado.
Tu rebeldía me parece fascinante, eres anárquico sin lastimar a los tuyos, eres un necio lindo, de esos que intenta hasta lo inimaginable con tal de triunfar.
En últimas fechas tu desempeño en el Puebla ha sido notable, ante las Chivas hiciste todo bien, la pelota te la hicieron llegar en pocas ocasiones y en condiciones complejas. Aun así, retuviste muy bien el balón de espalda, cuando tuviste que pelearte cuerpo a cuerpo con Hiram Mier, lo hiciste sin rubor, tanto que tu cuello sufrió un severo latigazo, participaste con atingencia en los contados momentos que los tuyos tuvieron circulación de la pelota. Y anotaste un gol de bandera, realizaste un gesto técnico de esos que enchinan la piel, el centro de tu compadre Salas fue globeado y sin mucha fuerza, tu ganaste la posición en el primer poste, te levantaste sin tomar vuelo, y giraste la cabeza con tal fiereza que la pelota no tuvo más remedio que volar y volar hasta anidarse en el poste más lejano, un golazo.
Lo más valioso de lo anterior es que la cantidad de veces que te ponen de frente al arco enemigo con chance de rematar son espeluznantemente mínimas, te rebuscas la vida de ejemplar manera.
Siempre he creído que en el futbol y en la vida misma, todo es cuestión de tiempo, de momentos, y con esto me refiero a que en estos instantes se te abre, más bien escrito, te has abierto, una buena posibilidad para contender por un puesto, si bien no de privilegio, si suplementario en la Selección Nacional.
Con la lesión de Raúl Jiménez, el oscuro momento de forma de Javier Hernández, la intermitencia de José Juan Macías, y la indefinición de Henry Martín, fiel a tu estilo de provocar que las cosas rueden en tu favor, algún chance se te puede aparecer pronto en el representativo mexicano.
Admiro tu pundonor y lucha por hacerte de un nombre y de un lugar en el futbol nacional, sobre todo por que tu brega no sólo descansa en la emoción, no sólo encuentras refugio en las ganas y el sudor, también eres un hombre y un jugador racional, pensante. Esta equilibrada fusión de corazón y mente que hoy posees, y que se la debes a tu penar en el pasado, está consiguiendo robostucerte de fantástica forma, carajo.