Tener un ciclo mundialista sin eliminatoria presenta una oportunidad única a la Selección Mexicana: variar los planes acostumbrados para encontrar resultados novedosos, salirse de lo establecido. Falta que se atrevan de verdad.
Estar a menos de tres años de la Copa del Mundo puede espantar a muchos, es poco tiempo para cimentar un proceso de Selección, ‘ya deberíamos tener una base’, reclaman algunos. Sin embargo, se comprobó en pasadas ediciones que ni siquiera los proyectos más largos lograran la trascendencia. Se llenaron de vicios, como mantener a los ‘intocables’ y cerrar puertas al relevo generacional. Hoy, Davino y Lozano tienen como pocas veces la mesa puesta para lograr la mezcla ideal entre ambos: base y renovación.
Esta Selección parece más preocupada en lograr el resultado que en probar nuevas caras. Es una cuestión cultural: elogiamos o criticamos según como te fue el fin de semana, y sucede lo mismo con el Tri, no hay capacidad para hacer el análisis de qué funcionó y qué hay que corregir del desempeño, como equipo y en lo individual, pues todo se fundamenta en el marcador. Una cruz pesada y que no soltamos.
Pocos pueden dudar de que el viejo Memo Ochoa sea nuestro mejor portero, lo comprueba desde Italia. La pregunta es: ¿Y quién sigue? Porque no es eterno, porque debemos tener listo el reemplazo ante una eventualidad. ¿Para qué llevar a cuatro si sólo juega uno? Para mí, Malagón debe jugar ante Alemania.
Y está el otro extremo: cuando se llama a un juvenil que está despunta en el torneo local, influye hasta el color de la playera que viste para aniquilarlo, ‘qué barata está la convocatoria’, o endiosarlo sin mesura, ‘pinta como el nuevo Rafa Márquez’. Al monstruo de mil cabezas le fascina coquetear con los extremos.
La realidad es que en este periodo sin Eliminatoria, sin la presión de la competencia por un lugar, México tiene al fin la oportunidad de perder un juego sin graves consecuencias, para evidenciar qué sirve y qué se puede ir desechando, de probar jugadores y sistemas distintos, como será cuando Quiñones pueda ya el siguiente mes, de experimentar para hallar a la mejor versión. Espero que Davino y Lozano lo detecten y sean lo suficientemente osados para entregarnos sorpresas positivas y demostrar que esta Selección puede trascender en casa.