El gobernador de Nueva York Andrew Cuomo anunció que el US Open se podrá disputar en la fecha original prevista, a partir de la última semana de agosto, dentro de la vuelta a la actividad en el estado tras un prolongado confinamiento por la pandemia de coronavirus.
La Asociación de Tenis de Estados Unidos decidió seguir adelante con el plan de montar su máximo torneo en Nueva York sin presencia de público, algo sujeto al visto bueno del estado.
“Estamos entusiasmados por el US Open, que se jugará en Queens del 31 de agosto al 13 de septiembre. Se realizará sin aficionados, pero podrán verlo por televisión — y yo acepto eso”, dijo Cuomo en su comparecencia de prensa diario en Albany, capital del estado. “Las autoridades del tenis van a tomar precauciones extraordinarias, pero se va a jugar”.
Como muchas ligas deportivas, las giras profesionales del tenis han estado suspendidas desde marzo debido al brote del COVID-19, provocando la cancelación de 40 torneos en todo el mundo.
El US Open suele ser el cuarto y último certamen del Grand Slam de la temporada, pero le tocará ser el segundo en 2020, luego del Abierto de Australia que concluyó a inicios de febrero.
El Abierto de Francia fue pospuesto en mayo y actualmente está programado a realizarse una semana después de la Final del US Open. Wimbledon fue cancelado por primera vez desde la Segunda Guerra Mundial en 1945.
Incluso si el estado aprueba la realización del U.S. Open, aún persiste una gran interrogante: ¿Qué jugadores participarían?
Algunas de las máximas figuras, incluyendo a los número uno del mundo Novak Djokovic y Ashleigh Barty, así como el campeón defensor Rafael Nadal, han expresado sus reservas sobre viajar a Flushing Meadows, donde una de las instalaciones bajo techo fue utilizada como hospital temporal durante el punto más alto de la crisis de coronavirus en la ciudad.
La participación de Roger Federer quedó descartada por completo después de anunciar recientemente que se ausentará el resto del año después de someterse a una segunda cirugía artroscópica en la rodilla derecha. Cinco de los 20 títulos de Grand Slam del suizo fueron en el U.S. Open.
Con contratos de televisión internacional — incluyendo uno por un promedio anual de 70 millones de dólares de ESPN — para ayudar a compensar la pérdida de ingresos por entradas, y enfrentándose a una recesión que ya causó la reciente eliminación de más de 100 empleos en la USTA, la junta del organismo decidió proseguir con su máximo evento pese a las inquietudes del COVID-19 y lostraslados internacionales.