Patriots, uno de los regímenes más ahorradores de la NFL, se ha convertido en uno de los equipos que más gastan. New England arrancó la agencia libre con un espacio de unos 69 millones de dólares en el tope salarial, sólo detrás de Jacksonville, que tiene un espacio de unos 74 millones de dólares, y de Indianápolis, que cuenta con 71 millones.
Hasta el lunes, los Patriots ya habían hecho 22 transacciones desde que empezó el nuevo año de la liga el 17 de marzo, alcanzando acuerdos con 19 agentes libres y añadiendo a otro a través de un canje.
Ese grupo tiene garantizados colectivamente unos 175 millones de dólares en salarios durante la vigencia de sus contratos, una cifra aproximadamente igual a la que el propietario del equipo, Robert Kraft, pagó para adquirir la franquicia en 1994.
El derroche de dinero da al equipo nuevos integrantes, como el defensive back Jalen Mills, procedente de los Eagles y quien firmó un contrato por cuatro años y 24 millones de dólares, además de mucha confianza.
“Muestra que no sólo creen en nosotros como individuos, sino que creen en los muchachos que fueron firmados y en el equipo que ya tienen”, comentó Mills. “Estas adiciones y también el próximo Draft, van a hacer la diferencia. Y eso es todo lo que quieres como jugador”.
New England se ha visto beneficiada de un mercado de agentes libres lleno de talento debido a la reducción del tope salarial impuesto por la liga a causa de la pérdida de ingresos provocada por la pandemia de COVID-19. Eso dejó a muchos equipos con menos dólares disponibles para gastar. Aquellos equipos, como los Patriots, que tenían espacio en su tope salarial, están compitiendo con menos rivales.
En tanto, el quarterback Cam Newton está de regreso con un acuerdo por un año luego de una primera temporada irregular en la que las restricciones implementadas por la pandemia le impidieron participar en un programa de temporada baja. También tuvo problemas con su juego aéreo, debido a que no contaba con receptores experimentados o de fiar.