París 2024: Franceses buscan defecar en el río Sena por estar en contra de los Juegos Olímpicos
El 26 de julio se inaugurará los Juegos Olímpicos de París 2024, pero aún existen problemas sin resolver completamente, como la limpieza del río Sena, donde se esperan competencias acuáticas. Y es que la inversión del gobierno francés en este proyecto ha generado controversia entre la población.
El gobierno de Francia destinó más de 1,400 millones de euros para limpiar el Sena, un río en el que está prohibido nadar desde 1923 por riesgos a la salud. Esta medida busca preparar el río para los Juegos Olímpicos.
La inversión ha causado molestia entre algunos parisinos y franceses, quienes han iniciado una protesta bajo el lema 'Je Chie Dans La Seine Le 23 Juin', traducido como 'Yo cagaré en el Sena el 23 de junio'.
El movimiento de protesta tiene como objetivo señalar al gobierno francés por la alta inversión no solo en la justa olímpica, sino también en la limpieza del río. La protesta ha ganado atención en redes sociales, donde numerosos usuarios han expresado su intención de participar el 23 de junio, fecha en que la alcaldesa de París, Anne Hidalgo, y otros funcionarios tenían previsto nadar en el río.
La iniciativa ha reunido un considerable apoyo de personas que consideran excesiva la inversión destinada a la limpieza del río.
El Comité Organizador de los Juegos Olímpicos de París 2024 maneja un presupuesto total de 4,400 millones de euros, de los cuales 1,400 millones están destinados exclusivamente al Sena. Esta suma representa poco más del 30% de la inversión total para los Juegos Olímpicos.
La alcaldesa Anne Hidalgo y otras autoridades francesas planean nadar en el río Sena el 30 de junio, aunque los trabajos de limpieza aún no se han completado. La participación del presidente Emmanuel Macron en este evento también ha sido mencionada.
La propuesta de defecar en el río como forma de protesta ha suscitado un debate en la sociedad francesa, con opiniones divididas sobre la pertinencia y efectividad de esta acción. Mientras algunos ven la protesta como una llamada de atención necesaria, otros consideran que podría tener consecuencias negativas para la imagen de París y los Juegos Olímpicos.