Con un doble mortal de espaldas Nadia Comaneci voló hacia la inmortalidad del Olimpo. La diosa de la gimnasia artística era una niña de tan solo 14 años de edad.
La rumana escribió su nombre en la historia de los Juegos Olímpicos, en Montreal 1976, donde revolucionó la Gimnasia Artística. Aquel 18 de julio la niña prodigio hizo lo que se creía imposible, lo inimaginable, lo inesperado; al convertirse en la primera gimnasta en alcanzar la perfección en este deporte.
En el segundo día de competencias de los Juegos Olímpicos, Nadia, con el número 73 en los dorsales, respiró hondo, vio un instante el piso, levantó la mirada y despegó hacia las barras asimétricas donde se desplazó como si no existiera la fuerza de gravedad, mostrando su agilidad, flexibilidad y elegancia.
Su doble mortal de espaldas hizo estallar al público durante la competencia por equipos que ovacionó a aquella niña con flequillo y sonrisa angelical que en menos de 20 segundos demostró que la perfección sí existe.
El tablero Omega marcó 1.00, no estaba diseñado para la gran hazaña.
"Pensé que había hecho un muy buen ejercicio, pero no perfecto. Ni siquiera miré el marcador porque ya estaba pensando en la barra de equilibrio. Entonces oí un gran estruendo en el estadio, me giré hacia el marcador y lo primero que vi fue el 73, que era mi dorsal, y luego el 1.00 debajo.
"Entonces me dije '¡Qué horror!' Miré a mis compañeras de equipo y me hicieron un gesto con los hombros de no entender", recordó Comaneci.
Por megafonía se anunció la hazaña. Por primera vez en la historia de los Juegos Olímpicos se tenía calificación perfecta de 10. Un hecho sin precedentes.
Nadia, de 1.50 metros de estatura, regresó a la tarima, levantó los brazos, sonrió y mostró su grandeza al mundo. Sin embargo, una vez no fue suficiente, la gimnasta rumana consiguió la calificación perfecta en seis pruebas más durante su debut olímpico (tres en la prueba por equipos, dos en el concurso individual y otra en la Final de barra). Algo nunca antes visto en la historia de este deporte.
En Montreal 1976 demostró que era la gimnasta más completa al subir a lo más alto del podio en el concurso general. Hazaña que repitió en las barras asimétricas y la barra de equilibrio.
Sus tres dieces en el concurso por equipos no fueron suficiente para vencer a las soviéticas, por lo que se tuvo que conformar con la medalla de plata, mientas que en la prueba de piso se adjudicó el bronce.
"El 10 no era mi objetivo. Era muy joven y no fui consciente de lo que suponía", aseguró.
Nadia Comaneci, primera mujer en realizar el doble mortal hacia atrás en la salida de las barreras paralelas asimétricas, dejó una huella imborrable en el deporte mundial.
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