La mexicana Amalia Pérez obtuvo este sábado en Tokio su cuarto oro paralímpico en halterofilia, lo que agranda la leyenda de una de las mejores paratletas de la historia y supone, según ella, la más valiosa de sus preseas logradas hasta la fecha.
Pérez (Ciudad de México, 1973), afrontaba en la capital nipona su sexta participación en unos Juegos y, al igual que en las tres anteriores, se lleva una medalla de oro de regreso a casa.
"Esta es mi sexta medalla, y mi cuarto oro, pero como estos Juegos eran los que más deseaba de todos, la pondré en primer lugar", dijo una exultante Pérez al término de la final celebrada en el Foro Internacional de Tokio.
La haltera y abanderada de México en estos Juegos compitió en la categoría de hasta 61 kilos, y levantó 131 kg en su mejor intento, el último, con el que logró auparse al primer puesto.
"Tenía en la cabeza que mi último levantamiento debía ser perfecto. Cometí algunos errores técnicos en mis dos otros levantamientos, pero sabía que el final tenía que ser perfecto para los jueces", explicó Pérez, quien nació con artrogriposis congénita, una afección que merma la fuerza muscular de las piernas.
La mexicana quedó por delante de la uzbeka Ruza Kuzieva (130 kg) y de la nigeriana Lucy Ejike, con la misma marca y quien ostenta el récord mundial en esta categoría (142 kg) que Pérez se había propuesto romper.
Aunque no logró el récord, sí que añadió más brillo a un deslumbrante palmarés con seis medallas (cuatro oros y dos platas) en los seis Juegos Paralímpicos en los que ha participado.
"Estoy orgullosa de representar este deporte y estoy orgullosa de que el constante trabajo duro haya dado estos resultados", dijo la mexicana, quien celebró la victoria con su entrenador y cónyuge, Enrique Alvarado.
Pérez, cuyo lema personal es "si no te atreves, nunca volarás", comenzó a practicar deporte con seis años dentro de su programa de rehabilitación, y se inició en la halterofilia a los 18 al verse apta para esta disciplina y con la meta de participar un día en unos Juegos Paralímpicos.
Hoy, con 48 años y un flamante oro recién colgado al cuello, ya piensa en su siguiente reto y en los próximos Juegos.
"Mañana volveré a México y empezaré a prepararme para el Campeonato Mundial de Georgia y para mi clasificación para París 2024", dijo tras la competición.
"Seguiré trabajando y compitiendo hasta que mi cuerpo aguante. Desde mis primeros paralímpicos en Sídney 2000 he estado esperando a que Dios o mi cuerpo me digan cuándo parar, pero eso aún no llegó así que voy a seguir", añadió.