A veces la comodidad no es tan cómoda. Optar por el automóvil para llegar a un evento tan grande como la Fórmula E, en su inicio de temporada en el Autódromo Hermanos Rodríguez, se puede convertir en un martirio a la hora de estacionarse.
Al menos a tres kilómetros del cruce de Circuito Interior y Viaducto Río de la Piedad, la fila es tan larga que el tiempo de espera rebasa la hora para entrar a uno de los estacionamientos del circuito de la Magdalena Mixhuca. Y mientras los minutos pasan, el ambiente se hace más pesado.
En el camino, decenas de revendedores y operadores de estacionamientos externos abordan a los desesperados automovilistas. Algunos optan por escapar de la espera y otros se mantiene, pese a avanzar de puerta en puerta buscando un lugar.
En años pasados, la misma Ciudad de México y citas del tamaño de la Fórmula Uno abrieron la puerta para los estacionamientos remotos, en diversos puntos de la capital. La opción era usar el transporte público, no obstante, en estas épocas la confianza en el Sistema Colectivo no es la más fuerte.
Dos estaciones de Metro más adelante, en Puebla, los espacios se abren para dejar los coches, pero con ello también la brecha entre la entrada al autódromo y el lugar disponible. Son 200 pesos, ocho veces más de lo de un día normal, aun así, los vigilantes 'recomiendan' dejar una cooperación a cada conductor.
Media hora después, más de 3 kilómetros y 3,500 pasos dados, familias enteras, personas en sillas de ruedas y adultos mayores llegan a la entrada, en la que otra fila espera, aunque esta es más ligera para entrar y entregarse, una vez más, al deporte motor.