El extenista alemán Boris Becker, ganador de seis Grand Slams, es juzgado esta semana en Londres por ocultar sus activos, entre ellos propiedades y sus trofeos de Wimbledon y el Abierto de Australia, cuando se declaró en bancarrota en 2017.
El que fuera número uno del mundo ha sido acusado de 24 cargos en un juzgado del centro de Londres, entre los que se incluyen nueve cargos por no entregar sus trofeos y otros premios, siete cargos por ocultar propiedades valoradas en mil 5 millones de euros, cinco cargos por no desvelar activos, como casas en Alemania y Londres y acciones y cuentas bancarias, dos cargos por sustracción de bienes por valor de 500 mil euros y uno por ocultar una deuda de 825 mil euros.
Becker, de 54 años, ha negado todos los cargos y se enfrenta a un juicio que podría durar hasta tres semanas. El alemán se declaró en bancarrota en junio de 2017 y los cargos de los que se le acusan ocurrieron entre mayo y octubre de ese año.
"El señor Becker actuó de forma deshonesta respecto a la propiedad de varios activos, que en numerosas ocasiones ocultó. La acusación defiende que Becker hizo esto antes y después de declararse en bancarrota", dijo la abogada de la acusación Rebecca Chalkley.
Entre los objetos que Becker no entregó para saldar su deuda se encuentra sus trofeos de Wimbledon en 1985 y 1989, así como los del Abierto de Australia en 1991 y 1996 y la medalla de oro olímpica conseguida en Barcelona en la modalidad de dobles.
Becker también ocultó mil 13 millones de euros de la venta de un coche Mercedes en Alemania, además de no declarar dos casas en Alemania y una en Londres. Tampoco informó de un préstamo recibido de un banco por valor de 825 mil euros.
En los últimos años, Becker ha compaginado su trabajo como entrenador, ayudando a tenistas como Novak Djokovic, con el de comentarista en medios de comunicación, como hace habitualmente en el torneo de Wimbledon con la cadena británica BBC.