El serbio Novak Djokovic, primer clasificado de la ATP, anunció en redes sociales que se encontraba a punto de subirse al avión con el que se dirigiría a Australia para preparar el primer gran evento tenístico de la temporada, el Abierto de Australia, después de haber recibido la exención médica que le permite entrar al país oceánico sin estar vacunado.
No tardaron en saltar las alarmas principalmente en Melbourne, la ciudad que sufrió el confinamiento más largo del mundo, así como por todo el país, dado que Australia ha sido una de las naciones que más restricciones impuso sobre sus fronteras.
El director del torneo, Craig Tiley, volvió a explicar para una cadena local la decisión tomada. “Para los tenistas es un proceso incluso más denso que para cualquier otra persona porque tienen que someterse al escrutinio de un comité más, el cual evalúa las solicitudes sin considerar al solicitante para después conceder las exenciones cuando se considera menester”, comentó al canal de televisión australiano Nine.
Tiley, que ha estado en el centro de la diana este miércoles por gran parte de la sociedad australiana tras la noticia, animó al serbio para que hiciera pública la razón por la cuál se le ha concedido la exención médica con el objetivo de calmar la tormenta generada.
El tenista escocés Jamie Murray comentó en rueda de prensa tras su último choque de Copa ATP con Gran Bretaña que si hubiera sido él al que se le hubiera aplicado para una exención por no haberse vacunado, no la habría recibido.
Los tenistas australianos encargados de representar en los individuales al país anfitrión en la Copa ATP, Alex De Miñaur y James Duckworth, esbozaron una sarcástica sonrisa cuando fueron preguntados por la cuestión en rueda de prensa después de su derrota ante Alemania.
“Sólo pienso que es muy interesante, es lo único que voy a decir al respecto”, dijo De Miñaur, mientras que su compatriota Duckworth explicó que si el serbio cumplía con los requisitos para obtener la exención, entonces debería poder entrar al país.
De Miñaur bromeó sobre el tono tan “políticamente correcto” que adoptó su compañero y ambos concluyeron con una carcajada.
También se unió a las críticas Kevin Bartlett, leyenda de fútbol australiano, tras asegurar que el pueblo australiano había sido tomado por tonto después de todo lo que ha pasado.