Stefanos Tsitsipas y Felix Auger-Aliassime eran un par de adolescentes cuando jugaron por primera vez como juveniles, pero en Acapulco demostraron haberse convertido en un par de colosos de la raqueta.
El griego y el canadiense escribieron una poesía en la suave arena del Puerto y fue el primer sembrado quien estampó al final su rúbrica para llevarse el triunfo y el boleto a Semifinales del Abierto Mexicano de Tenis.
Se trató de la tercera victoria del ateniense de forma consecutiva sobre el de Montreal, lo logró tras dos horas con tres minutos de partido y por parciales de 7-5, 4-6 y 6-3 apoyado en un 76 por ciento de efectividad en los puntos ganados en su primer servicio y al aprovechar el 100 por ciento de sus oportunidades de quiebre para acceder a su tercera Semifinal del año tras lograrlo en Rotterdam y Australian Open.
Habrá sido porque frente a él estaba uno de los tenistas que mejor lo conocen al haberse topado desde juveniles, pero Tsitsipas salió a la pista titubeante y tan impreciso como nunca en su estancia en Acapulco. Y Auger-Aliassime sacó provecho de eso, envió un passing shot paralelo para obtener dos bolas de quiebre y aprovechó la segunda para sorprender apenas en el game inicial a quien no había perdido su saque en todo el torneo, un augurio nada favorecedor para el primer preclasificado.
Una espectacular devolución de volea de Felix en el cuarto game indicaba lo peor para el ateniense, hasta que de pronto, en el sexto juego, dos bolas de quiebre para el griego le devolvieron la vida y hasta lo hicieron ver más elástico, al estirarse como goma para lograr cruzarle con una derecha al norteamericano y recuperar su saque. Y la confianza.
El momentum era ya para Stefanos, pero Auger-Aliassime resolvió el décimo game con dos potentes aces y un último drop shot tan elegante como lo ameritaba la ocasión para zanjar el 5-5. Pero ni así pudo contener el canadiense al torbellino proveniente desde el Mar Mediterráneo, pues con dos passing shots de Tsitsipas a contrapié de Felix y un punto para set definido con un espectacular rally ganado por el griego con un tiro inalcanzable para el canadiense inclinaron la balanza hacia el lado del europeo.
Para el número 5 del ranking mundial el inicio de la segunda manga fue igual de arrollador al no permitirle un solo punto al rival. Todo parecía perdido para el canadiense, hasta que se gestó su despertar en el tercer juego del set, mismo que se echó a la bolsa tras un rally plagado de talento que culminó con una dejadita en el lado ciego de Stefanos, para luego confirmar su quiebre cambiándole el ritmo al favorito, propinándole una dejadita y un slice cruzado para dejarlo a punto para fulminarlo con un ace en el décimo para provocar un set definitorio.
El tercer episodio no fue sino el reflejo de su rivalidad, dos perfectos conocidos tan fuertes mentalmente que el más mínimo error de concentración marcaría el rumbo del partido. Y justo eso llegó en el octavo juego, con dos dobles faltas de Felix que lo pusieron 0-40, un regalo que no desperdició el quinto mejor tenista del mundo y quebró en la primera oportunidad para quedar al punto para amarrar su victoria en un duelo que fue un auténtico deleite, digno del abolengo de dos jóvenes que de seguir así dominarán el tenis más pronto que tarde.
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