Sonrisas, fotos y hasta abrazos fue lo que Benjamín Gil y Juan Pablo Oramas compartieron el fin de semana en la Ciudad de México. El mánager del combinado nacional y el serpentinero han dejado atrás sus diferencias y con mucha confianza buscan liderar a la Selección Mexicana a una medalla en los Juegos Olímpicos de Tokio 2020.
A principios del 2020 el entonces manager de los Tomateros de Culiacán aseguró que el tabasqueño no era Clayton Kershaw, refiriéndose a que si tuviera ese nivel estaría lanzando en las Grandes Ligas y no en el circuito mexicano. Esto desató un pique creado por los medios entre Gil y Oramas. En el primer día con la camisola de México, ambos demostraron que no existe ninguna molestia entre ellos y si es que la hay, como se especula, la están dejando atrás con el único fin de formar un equipo competitivo para Tokio.
“Yo creo que debemos limar asperezas. Ya estuvo bueno, la verdad. Si cometí un error, lo acepto, pero lo más importante en estos momentos es México”, dijo Oramas en una entrevista durante la serie entre Olmecas y Diablos Rojos. “Si él está accesible, yo también estoy en total disposición para hacerlo porque realmente quiero estar ahí y tener la oportunidad de traer una medalla a México”, añadió.
En el fin de semana que pudieron compartir en el estadio Alfredo Harp Helú, el manager tricolor trató de dejar las cosas claras para los medios que buscaban una rivalidad entre ambos personajes. Gil fue inteligente y sacó cualquier problema extra cancha que pudiera desviar la atención y con risas, abrazos y fotos fue que logró dar su mensaje.
Hoy la familia del béisbol mexicano puede estar tranquila de que uno de sus mejores lanzadores no quedará fuera del listado por temas más allá del diamante. Con Oramas en la lomita las posibilidades de traer una medalla aumentan y la ilusión esté a tope de cara a la justa veraniega.
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