Naomi Osaka encendió el fuego olímpico que da comienzo a los Juegos Olímpicos de Tokio 2020, la tenista, con un recorrido sencillo, llegó a la punta de una representación del monte Fuji que terminó ardiendo.
Este suceso trae a la memoria otros encendidos que fueron espectaculares o que causaron un gran impacto histórico. Tal fue el caso del encendido que llevó a cabo Muhammad Ali.
El exboxeador ganador de la medalla de oro en Roma 1960 fue el encargado de iluminar la inauguración de los Juegos Olímpicos de Atlanta 1996. A pesar de que padecía la enfermedad de Parkinson, Ali encendió una pequeña llama que viajó por un cable hasta el pebetero para por fin lucir el fuego olímpico.
Otro encendido que quedará grabado en la memoria de los Juegos Olímpicos fue el de Enriqueta Basilio en México 1968 en el Estadio Olímpico Universitario en donde se convirtió en la primera mujer de la historia en darle vida a la llama olímpica.
En los Juegos Olímpicos de Beijing 2008 se vivió uno de los más espectaculares por la cantidad de recursos y los efectos visuales desplegados en la inauguración. Li Ning flotó por los aires y mientras corría por la parte más alta del estadio, un pergamino se desenrollaba hasta llegar al pebetero, el cual se encendió de forma magistral.
Para terminar, debemos volver a los Juegos Olímpicos de Barcelona 1992 en donde el pebetero fue encendido por una flecha, la cual en realidad se reveló años después que no aterrizó en el pebetero y que fue algo creado gracias a los efectos especiales, todo bajo la dirección de Reyes Abades.
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