A sus 11 años, Deshaun Watson vivía en un modesto apartamento de Gainesville, Georgia, junto a su madre y tres hermanos. Una habitación propia y no tener que compartir cama era un lujo imposible de soñar casi tanto como aspirar a jugar en la NFL y convertirse en millonario.
Pero todo cambió cuando el excorredor Warrick Dunn les donó una casa a través de su fundación, hecho que lo motivó a convertirse en quarterback y tiempo después ser firmado por 39 millones de dólares por los próximos cuatro años con los Texans.
Watson brilló con los Clemson Tigers durante su época colegial llegando a su punto más alto cuando comandó el triunfo sobre Alabama en el Campeonato Nacional de 2017.
Meses más tarde, el 27 de abril, fue reclutado por Houston en la posición 12 global del Draft tras un trade con Eagles para poder seleccionarlo y comenzar así una promisoria carrera en la NFL en la que acumula 9 mil 716 yardas, 71 touchdowns y 29 intercepciones en solo dos temporadas y media, pues en su primer año quedó marginado tras siete juegos por una lesión en la rodilla.
En 2019, Deshaun ocupó la posición 14 entre los mariscales de campo con más yardas aéreas en la liga con 3 mil 852 y 26 touchdowns, además, añadió 403 yardas más por la vía terrestre con otras siete anotaciones.
En sus dos temporadas al frente de la ofensiva texana, el pasador que cumplirá 25 años el próximo 14 de septiembre, llevó al equipo a postemporada, llegando a la Ronda Divisional el año pasado, cuando cayeron ante los Chiefs, que posteriormente se consagrarían campeones.
Con esos argumentos le bastó a Deshaun para convencer a los Texans de convertirlo en el rostro de la franquicia durante los próximos años. De acuerdo al sitio de la NFL, el valor total del acuerdo es de 160 millones de dólares con casi 111 millones garantizados, el segundo contrato más grande y el segundo con dinero garantizado en la historia después del conseguido por Patrick Mahomes de 12 años con Kansas City.
Es así que en promedio cobrará 39 millones por año en salario base por las próximas cuatro temporadas, por lo que será el jugador mejor pagado en ese lapso.
Aquel chico que anhelaba tener una cama propia es ahora un multimillonario que carga con las esperanzas de uno de los 12 equipos que jamás ha ganado un Super Bowl, con la encomienda de borrar ese estigma. Una historia que no probablemente no habría ocurrido de no ser por el exrunning Back que jugó 12 años en la liga con los Buccaneers y los Falcons, para luego de retirarse, establecer la fundación Warrick Dunn Charities, motivado por la pérdida de su propia madre cuando tenía 18 años.
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