Dicta el dicho que “la venganza es un plato que se sirve frío” y precisamente así fue la noche en Foxboro en la que los Pats aprovecharon una polémica arbitral para eliminar a los Raiders en los playoffs del 2001. Luego de 18 años Jon Gruden tiene la oportunidad de vengarse de los Pats y Bill Belichick luego del infame “Tuck Rule”.
Para los Raiders es un sentimiento de furia y rabia ver enfrente a los Patriots. Cada que estos dos equipos se enfrentan es imposible olvidarse del juego divisional de la temporada 2001 en donde una decisión de la planilla arbitral le quitó de las manos al entonces equipo de Oakland el llegar a la antesala del Super Bowl y que escribió el primer gran capítulo de la dinastía de Bill Belichick en New England.
Nadie puede asegurar que la historia para los Patriots hubiera sido distinta si ese fumble de Charles Woodson sobre Tom Brady hubiera contado. Como bien dice el dicho “el hubiera no existe” y las realidades de las dos franquicias cambiaron abruptamente a partir de ese momento. Desde aquel lejano 2002, los Raiders solo suman una victoria por cinco derrotas consecutivas en contra de los Pats, quienes ya formaron una paternidad sobre el conjunto negro y plateado.
Con Tom Brady fuera de Nueva Inglaterra y con el ánimo a tope tras vencer a los Saints en su debut en la nueva casa de los Malosos, el equipo de Las Vegas tiene hoy la oportunidad de romper esa paternidad de Belichick y los Pats sobre de ellos y darle vuelta a la página en el libro de las catástrofes deportivas que rodean a los Raiders.
El football “a la antigua” del coach Jon Gruden ha tenido efectos positivos y a pesar de tener bajas sensibles para el juego de esta tarde ‘Chucky’ sabe mover sus piezas para optimizar el trabajo de su equipo y buscar la venganza de aquel fatídico 19 de enero del 2002.
