Matthew Stafford llegó a Detroit como un talentoso quarterback de 21 años. Se marchó de ahí hace tres años, como un hombre casado que tenía cuatro hijas, todas nacidas en el estado de Michigan.
Durante los 12 años que pasaron entre el arribo y la partida, Stafford trató desesperadamente de poner fin a la sequía de décadas que aquejaba a los Lions en materia de triunfos en los playoffs. Los Lions fracasaron, pero el mariscal de campo forjó un vínculo con Detroit que sigue siendo una parte fundamental de su carácter.
Aunque Stafford creció en Texas y afirma estar cómodo viviendo ahora en el sur de California, maduró en la capital de la industria automotriz.
“Es una ciudad asombrosa”, dio Sttaford el miércoles, bajo una temperatura de 16 grados Celsius (60 Fahrenheit) en el benévolo invierno californiano. “El grupo de fanáticos es increíble. La organización hace un trabajo tremendo, y sé que van a estar todos emocionados. Va a haber un ambiente estupendo. Quizá sea uno de los mejores en los que hayamos jugado en mucho tiempo. Se trata de un grupo de gente que, de acuerdo con mi experiencia, ama a los Lions y quiere lo mejor para ellos. Y ahora, están jugando bien”.
El domingo por la noche, Stafford jugará finalmente un primer partido de postemporada en Detroit. Pero lo hará con el casco de los Rams de Los Angeles, el equipo al que condujo a un campeonato del Super Bowl en su primera campaña después de dejar a los Lions.