"Sólo tienes un anuncio emocional de retiro y yo ya lo gasté", dijo Tom Brady en su video de despedida de la NFL. Y tiene razón, el año pasado ya había tomado la decisión de pasar más tiempo con su familia, pero el amor al futbol americano lo hizo regresar aunque el precio fue muy alto.
El tema más sonado más allá de lo deportivo fue el divorcio del quarterback más ganador, con siete anillos de Super Bowl, con la modelo brasileña Gisele Bündchen. La principal causa fue el alejamiento de su familia del ahora exjugador para concentrarse en un nuevo reto con los Buccaneers de Tampa Bay.
Sin embargo, el proceso también fue tormentoso. Por primera vez en su carrera Brady cerró con una temporada regular perdedora: 8 victorias por 9 derrotas. Además, hiló su segunda racha de caídas en un solo año con 3, de la Semana 6 a la 8.
Por si fuera poco, solo llegó a Ronda Divisional, perdiendo ante los Dallas Cowboys, a quienes tenía controlados en 22 años de carrera con cinco victorias, hasta esta campaña, la que cerró con 4,694 yardas por pase, 25 espirales de anotación y nueve intercepciones.
El legado de Brady es el más grande que se haya escrito en la historia de la NFL, pero su último año fue muy doloroso y en retrospectiva, regresar y amar su deporte lo dejó sin muchos pilares en su vida, profesional y personal.
