SALVADOR RODRÍGUEZ
Sabía que no iba a ser fácil, pero está feliz porque aquellas barreras que algunas vez hasta le intimidaron, hoy ya no son más parte de su panorama en la NBA. Gustavo Ayón, el mexicano de los Hornets de Nueva Orleans, luego de 30 puntos y 72 minutos en la duela, se dice contento porque su adaptación está más cerca y, mejor aún, aquellos mitos que había sobre él lo ha ido despejando con base en su trabajo.
"Comentaba con mi familia que al principio me frustraba un poco que me trataran como si no supiera jugar este deporte, siendo que vienes de jugar y ser uno de los mejores en España y ser el jugador más importante de tu equipo, eso me frustraba.
"Pero es parte de este proceso de adaptación, es parte de que te conozcan y te vean trabajar, así será en todos lados a menos que seas un Kobe Bryant o LeBron James que un día meten 30 puntos y al siguiente 35. Yo no soy así, soy diferente, trabajo para el equipo, puedo pelear y anotar ocho, cinco, 10 puntos, me tengo que ganar la confianza”, dijo Ayón a RÉCORD vía telefónica.
Gustavo es sincero y asegura que no se esperaba dar resultados tan pronto. "Para ser sincero no esperaba esto, cuando hay un cambio es difícil. Las cosas se dan por el trabajo del día a día. Lo difícil era la adaptación y pues eso se va dando poco a poco, hemos dado un paso importante que es jugar unos partidos y ahora a seguir constante para ganarse la confianza del entrenador, la de la afición y la propia”, comentó
Aunque se ilusiona, el nayarita con 20 rebotes, cinco bloqueos y cuatro robos, sabe que es muy pronto para celebrar, pues además las cosas no andan muy bien con los Hornets que han ganado sólo 3 de 13 encuentros en la campaña.
"Es verdad que me he sentido bastante bien, no es algo para estar celebrando ni nada, es cuestión de seguir trabajando y estar concentrado porque han sido sólo dos o tres buenos partidos y la temporada es muy larga”, confesó. "A veces es poco desesperante y frustrante que estemos perdiendo y perdiendo, lo único es trabajar para que ganemos porque es muy desagradable perder”.
Ayón sigue aún aprendiendo inglés, pero en la duela recuerda que no hay idioma que valga sino el ímpetu con el que salgas a jugar, pues sólo el trabajo le abrirá las puertas de esa adaptación que parece más cercana luego de siete juegos en el mejor basquetbol del mundo.