AP
Ahmad Bradshaw juega adolorido, pero adora cada momento que lo hace.
El corredor de los Gigantes ha jugado los últimos ocho partidos con una fractura en el pie derecho, pero ha sido uno de los catalizadores para que Nueva York esté disputando el Super Bowl y no hay manera de que se pierda el partido del domingo contra los Patriots de Nueva Inglaterra.
"Es puro amor al juego", dice. "No me gusta perderme los partidos por ninguna razón".
Bradshaw no ha tenido grandes números, pero las estadísticas no es algo que él aporte a la ofensiva.
El corredor de 25 años, a quien los entrenadores suelen describir como un malicioso perro guardián, aporta una rudeza que sus compañeros respetan. Su pie le duele tanto que entrena sólo un día cada semana.
Pero cuando se presenta en un partido, es un jugador distinto. El dolor queda bloqueado; se muerde el labio y corre a través y alrededor de las líneas defensivas.
Bradshaw se rompió el quinto metatarsiano del pie derecho en el partido contra los Delfines en octubre. Le tomaron rayos X durante el encuentro y regresó al terreno de juego a pesar de la presencia de una fractura.
Se perdió cuatro partidos posteriores, pero volvió a jugar contra los Empacadores de Green Bay el 4 de diciembre.
Bradshaw no sabe si necesitará una cirugía después de la temporada, pero la buena noticia para los Gigantes es que ha tenido dos semanas de descanso antes del Super Bowl y no le duele el pie por el momento.
"El quiere estar ahí (en el Super Bowl) y dar todo lo que tiene", dijo su compañero Brandon Jacobs. "Es una inspiración para mí ver cómo juega. Una vez que empieza a bombear adrenalina, no siente dolor".